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‘Caiga quien caiga’ ha caído
Así se presentaba la temporada pasada el estreno de la nueva versión de Caiga quien caiga en Cuatro. En la descripción del vídeo en YouTube aún puede leerse esto: «… sin nostalgia, sin amiguismos, sin demagogias. Muy pronto CQC en Cuatro. Están pasando muchas cosas como para que no vuelva». Qué bonitas son las buenas intenciones pero el rollo justiciero no ha funcionado y Silvia Abril confirmaba que el programa no volverá porque tenía un coste elevado y unas audiencias mínimas.
¿De verdad pensaban que iba a volver a funcionar? Si en laSexta ya no funcionó y los milagros televisivos tienen que ir acompañados de algo más que un discurso. Se han encontrado de bruces con la dura realidad: no iban a tener censura porque, claro, no había quien les censurara. Siguen pasando muchas cosas pero la impertinencia ya no es un arma efectiva, y menos si va acompañada de efectos técnicos y vacía de contenido. ¿Dónde estaba el discurso crítico? No lo había. ¿Alguien puede citar algún reportaje memorable de esta última temporada de CQC? En cambio, y no es por echar más leña al fuego, yo puedo mencionar varios programas imperdibles de Salvados, por ejemplo. Si me apuráis, hasta alguno de los reportajes de 21 días me parece que ha tenido más relevancia que las aventuras «reporteriles» de los de CQC, tan lastrados por su antigua imagen que ésta les ha impedido crearse un perfil nuevo.
En resumidas cuentas: si no hay crispación, no hay CQC. La marca es importante y nunca sobran espacios de este tipo pero más les valdría intentar hacer algo nuevo, menos viciado, aunque con ello pierdan el tirón de un nombre reconocido. Las comparaciones son tan odiosas como inevitables y no es que el programa de Cuatro no haya estado a la altura, es que la sociedad ha cambiado y ya no es posible abordar la actualidad de esa manera sin parecer unos llorones y unos quejicas. Menos aún si se dedican a intentar repetir los conflictos que tuvieron éxito en el pasado, como azuzar a los taurinos o meterse en el boca del desfile del 12 de octubre. Hay cosas que sólo pueden funcionar una vez.
No se trata de buscar la crispación, eso ya lo hacen los de La Noria, y tampoco se trata de repetir los mantras dogmáticos que podemos escuchar a pie de calle. Nadie va a ganarse al público con un programa supuestamente crítico si la única crítica se limita a repetir lo que se escucha en cualquier tertulia. Un programa de estas características tiene que aspirar, aunque no lo consiga, a desmontar precisamente esas críticas banales con realidades aún peores que pongan en evidencia lo vacío de determinados discursos. No es fácil, lo sé, pero es lo que a mí me gustaría ver. Conseguir compadreo con la familia real es algo que logran hasta los de Sálvame, ¿qué mérito tiene que Felipe se ponga unas gafas de sol? Antes, cuando los guardias de seguridad pegaban de verdad, había algo de transgresor en toda la historia, pero ahora no es más que otro circo y a éste circo le han crecido los enanos.
Me he despedido demasiadas veces de CQC y espero que esta sea la última. No pondría la mano en el fuego porque ni La 1 ni Antena 3 han emitido el formato y todo puede pasar en la tele pero realmente creo que, aunque el programa funcione en otros países, tal y como está tiene pocas posibilidades de renacimiento aquí. Eso no significa que no tengan cabida espacios de actualidad crítica, o al menos eso espero, lo que sí parece cierto es que, otra vez, ha terminado una época. ¿Cuántas veces tendrá que terminar esa época para que se den cuenta?
‘CQC’, aprobado raspado
Es todo cuestión de rodaje, lo sé. Tienen buenas presentadoras, buenos reporteros y una estructura a prueba de bombas que ya ha sido puesta en práctica otras veces y hasta en otros países. Quizá por eso sea más fácil de lo normal hacer un programa, o quizá por eso yo espero más. Espero contenidos. No concibo que un piloto de un programa de actualidad no tenga actualidad y no son los primeros que lo hacen, ¿eh? La falta de directo soluciona unas cosas pero deja en el aire otras y enseña de una forma descarnada las carencias.
Para ser un piloto considero que en este nuevo CQC no han asumido demasiados riesgos en los contenidos y eso desde mi punto de vista es un error. Tanta anécdota terminó por resultarme aburrida, la verdad, por mucho que las chicas estén simpáticas. Eso sí, les falta mucha mala leche, pero eso irán adquiriéndolo con el tiempo, si pueden. Creo que no pueden vender el programa como: «sin censura, sin nostalgia, sin amiguismos, sin demagogias»; y luego hagan todo lo contrario.Es decir: empezaron y terminaron el programa con Manel Fuentes, Arturo Valls y Juanra Bonet disfrazados; hicieron autobombo de varios espacios de la cadena; y los contenidos más arriesgados se disfrazaron de «notición» pero en realidad no tenían nada de nuevos.
A Josep Anglada ya le dio para el pelo el Follonero y no consiguieron hacerlo mejor que él, ni de lejos. La actualidad del caso Garzón, a falta de imágenes de las manifestaciones, lo arreglaron con un vídeo muy currado, pero que hubiera funcionado mejor como complemento. Los tortazos a Esti Gabilondo tampoco son de última hora y ya le sacaron provecho en laSexta. Para colmo, tanto Zapatero, como Rajoy, Moragas y el resto de políticos pillados aguantaron el tirón, que ya tienen callo.
Y para rellenar, que dos horas me parece una duración abrumadora, más si cabe si no hay actualidad, tiraron de tópicos: vídeos de Internet, cámara oculta, un supuesto periodista árabe infiltrado en la Feria de Abril y cuestionarios a la puerta de una discoteca al modo Callejeros. Nada nuevo bajo el sol.
Así que, después de lo visto, sigo pensando como dije aquí que en este formato ya está todo hecho y o son capaces de darle la vuelta, o van a terminar por perderme. Por lo que he leído por ahí, el programa ha gustado así que seguramente esté equivocada pero yo esperaba algo más que chistes reguleros y simpatía. Veremos en qué queda la cosa.
Vuelve un ‘CQC’ de mujeres a Cuatro
A ver si los de Cuatro se dan cuenta de que una nueva versión de CQC lo va a tener igual de complicado que Vaya tropa, Estas no son las noticias o Lo que diga la rubia, por poner algunos ejemplos. Más sabiendo que el formato de Caiga quien caiga fue cancelado en laSexta, una cadena en la que pegaba bastante más que en Cuatro. De todas formas parecen decididos a intentarlo y ya se van sabiendo nombres del plantel de mujeres que lo presentarán porque sí, parece que ahora a las cadenas les ha dado por las mujeres. En otra línea diferente, pero en Telecinco tienen Fresa ácida y Vuélveme loca; en Antena 3 han puesto a una mujer al frente de La jaula; y en Cuatro hay más caras femeninas que masculinas a cargo de los espacios de entretenimiento. Supongo que sólo es una tendencia, pero me resulta llamativa.
Los nombres que se barajan por ahora son Ana Milán, que después de Password ve como su futuro sigue teniendo puertas abiertas; la gran Sílvia Abril, que hace lo que puede en La escobilla nacional pero que da para más, para mucho más, según hemos podido ver en sus trabajos con El Terrat; y parece que la tercera en discordia en la mesa de presentadoras será Cristina Urgell, totalmente desaprovechada en Vaya tropa. Parece que a Luján Argüelles le ha caído una losa encima de la que no sé si podrá desprenderse y volver al lugar que tenía.
Son tres buenas patas para un banco, de eso no hay duda, y si el éxito del programa dependiese sólo de ellas yo lo daría por asegurado. Pero resulta que no, que hay más factores que influyen en que un programa de estas características funcione. Más allá de cuestiones como los guionistas, por ejemplo, o la selección de contenidos, la denuncia social que marcó la primera etapa de Caiga quien caiga en Telecinco respondía a una coyuntura que ya no existe, con unos políticos poco avezados en el trato con los medios que usaban la información como entretenimiento. Ahora ya están todos más que escarmentados y encontrar un no por respuesta es mucho más complicado.
Después tenemos el asunto de la denuncia social, que si antes era poco habitual ver a reporteros reuniéndose con vecinos para sacar a la luz ciertas injusticias, ahora eso es el pan nuestro de cada día. Se nos ha llenado la tele de defensores de las causas perdidas e igual da ver a un grupo de padres que se quejan de las malas instalaciones de un colegio, que asistir a las quejas de un grupo de vecinos por los follones que se montan en las fiestas del pueblo. Programas como El intermedio han conseguido darle una vuelta de tuerca a este tipo de reportajes aportando el contraste.
Y para terminar están los eventos de corte social, donde los reporteros ya hacen cualquier cosa por conseguir una respuesta especial y única, sacando al personaje del contexto. Hasta en eso los políticos, representantes de la cultura y famosos en general ya miran los micrófonos para saber qué tipo de torta les espera y, como son listos, ponen la otra mejilla. Antes salir en un espacio de estas características era negativo, pero ahora saben cuánto mejora su imagen si ponen al mal tiempo buena cara. Se ha llegado tan lejos que a mí me parece indignante.
En fin, que el panorama está complicado. Yo espero que funcione y que el factor «mujer» no sea un cambio determinante, sólo de aspecto. Aunque lo cierto es que ya quedan pocas cosas por hacer en el mundo de los reportajes en la tele. La actualidad ya no es lo que era, salvo contadas excepciones, el humor tampoco, y no creo que la guerra de sexos pueda solucionar nada. Le doy el beneficio de la duda, claro, aunque no sé si a estas alturas eso es una ventaja o una desventaja.
Han dado que hablar en 2008
Hoy me saco de la manga (o del teclado), una entrada recopilatoria. Me hace gracia repasar los temas que más se han comentado en el blog. Es una buena forma de recordad cosas que seguro que habíamos olvidado y nos sirve de termómetro para ver qué ha dado de sí este 2008. Como el año pasado, hacemos un repaso mensual.
- Enero: Por goleada indiscutible, Tú sí que vales, una entrada que estuvo recibiendo comentarios sin parar. Incluso tuve que editar algunos porque ponían al jurado a caer de un burro. Sirvieron de desahogo a mucha gente, desde luego. Sin tetas no hay paraíso también tuvo sus momentos, cuando sorprendió a propios y extraños colocándose como quien no quiere la cosa como el programa más visto de su franja. 2008 será el año que terminó con La cancelación de Aquí hay tomate uno de los programas más polémicos de los últimos tiempos. Muchos pensaban entonces que aquello iba a significar el final del corazón en televisión, pero no ha habido manera. Después del Tomate han venido otros tomatazos varios. Nunca sabremos si Vasile se arrepintió de tomar aquella decisión.
- Febrero: Otra goleada y una de las entradas más activas del año fue Mofándose de Miguel Ángel Silvestre, una entrada que escribí a raiz de una entrevista que le hicieron al Duque en El País. Lo que tiene este hombre son fans, y lo demás son tonterías. Qué pasión.
- Marzo: Destacaron sobre todo dos temas, la compra de Caiga quien caiga por La Sexta y el anuncio de Telecinco contra la piratería. Hay que ver, los de Caiga quien caiga acaban de despedirse de La Sexta, con lo felices que pensábamos que íbamos a ser, y Telecinco ha culminado un año de vergüenza con sus polémicas con otras cadenas. Pero sobretodo hablamos de Rodolfo Chikilicuatre, que terminó yendo a Eurovisión.
- Abril: El mes de Las gafas de Angelino. Un desastre que terminó en cancelación acelerada. Carmen Alcayde le ha cogido el puso a esto de las despedidas. No había nada que hacer con aquel programa, nada que hacer, y en Telecinco se dieron cuenta enseguida. En la parte positiva, las parodias que les hicieron en Sé lo que hicisteis…,.
- Mayo: Sin lugar a dudas es el mes de El juego de tu vida (otra de las entradas más activas del año). Hasta recibí un requerimiento oficial, policía judicial mediante, para borrar un comentario de esta entrada porque desprestigiaba a una empresa de polígrafos (es verdad, verdadera). Además trajeron cola la cancelación de El síndrome de Ulises, la participación de Chikilicuatre en Eurovisión y mi crítica de La Tira. En esta entrada había un comentario airado al que le seguí la IP y, casualidades de la vida, esa IP era propiedad del Grupo Árbol, el mismo que hace la serie.
El previsible final de Caiga quien caiga
Pues es una lástima, a mí me da pena quizá por lo que significó el formato en sus primeros años, pero Caiga quien caiga se despide con la posibilidad de un regreso que suena a cancelación encubierta porque quizá dé mala imagen no mantener en antena un programa con este prestigio. Lo que está claro es que, al menos en nuestro país, Caiga quien caiga tuvo su razón de ser durante el gobierno de José María Aznar, al que le hizo oposición televisada. En épocas de concordia política el programa perdió parte de su fuerza y cuando los políticos se mostraron como aliados de los reporteros la cosa terminó de perder su impacto.
Desde 1996 hemos tenido Caiga quien caiga para rato, aunque son muchos los que valoran como única la época en la que fue capitaneado por Wyoming. A mí las otras etapas también me gustaron, pero yo es que soy de las fieles hasta el final. Con su llegada a La Sexta se entrevió la posibilidad de darle un nuevo aire al programa pero ni por esas, las audiencias no han respondido y después de varios cambios en la parrilla el programa terminará el lunes con un especial de los mejores momentos.
De esta última etapa me quedo con Estíbaliz Gabilondo, que se ha jugado la cara varias veces. Su reportaje del caso Fabra ha sido uno de los más vistos de la temporada. Tampoco voy a dejarme a Juanra Bonet, que ha sido capaz de poner en un aprieto a más de uno. En la parte negativa, me ha parecido ver demasiada provocación gratuita, como ir, otra vez, al desfile de las fuerzas armadas a buscar insultos, o el transgredir normas a lo loco para llevarse alguna torta. Pocos temas han sido verdaderamente interesantes y la denuncia social y política ha tenido poco peso pero, como digo, eso me parece que forma parte de la coyuntura política y, en general, del aprendizaje de los políticos.
Quizá ese haya sido el verdadero mérito del programa: la educación de los políticos frente a las cámaras. Una vez cumplida esa función, poco les quedaba por hacer. Lo cierto es que de 1996 hemos asistido a la progresiva flexibilidad en las actitudes de los políticos de todo signo y condición. Parece que han aprendido que la televisión no es una amenaza, sino una oportunidad, y poco a poco han empezado a mostrarse más accesibles, siempre con contadas excepciones.
Por otro lado, Caiga quien caiga ha descubierto a grandes profesionales y hay reporteros que siempre tendrán un rinconcito en nuestro corazón. Tonino, Pablo Carbonell, Arturo Valls, Eugeni Alemany, Gonzo y Juanra Bonet son mis favoritos, aunque la televisión les haya deparado funestos destinos como el de Eugeni o el de Gonzo, que parece que se recupera después de su incursión desastrosa en las tardes de Antena 3.
En fin, que se acaba una época pero, viéndolo por el lado positivo, pronto empezará otra.
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