Posts filed under ‘Años 80’

Publicidad y músicos españoles en los 80

Viendo el otro día un anuncio actual interpretado por una estrella de la música me acordé de los anuncios de los Ochenta en los que las canciones y grupos del momento servían para acompañar celebradas campañas. La mayoría de los anuncios que vais a ver fueron un éxito y a esto contribuyó la música nacional. Recordemos que en aquellos tiempos el panorama musical era más limitado y todos, niños y mayores, conocían estos temas en mayor o menor medida. Eso ahora no pasa tanto porque hay mucha más oferta musical y muchas más facilidades de acceso a ella.

Alaska y los Pegamoides. Horror en el hipermercado (1980). Si la canción original ya era friki de por sí, como todo lo que tiene que ver con la Movida Madrileña, la adaptación que hicieron para un anuncio de tomate sobrepasa todos los límites de la cordura. Es uno de esos casos en los que un tema de marcado carácter adulto termina haciéndole gracia a la chavalería, seguramente por su dinamismo y por su ritmo desenfrenado.

Miguel Bosé. Don Diablo (1980). Otro tema adulto, de alto contenido sexual, cuya adaptación termina sirviendo para anunciar un embutido de pavo bajo en calorías. En el anuncio, además, la gente sale haciendo el pavo, literalmente. Otro éxito debido al contagioso soniquete ochentero. El éxito entre los niños se demuestra en este vídeo de la época donde vemos una actuación de Bosé en un programa de televisión rodeado de angelitos.

Azul y Negro. Funky Punky Girl (1984). Este tema de fondo fue la sintonía de la Vuelta Ciclista a Cataluña de este año pero este grupo triunfó en su primera etapa con las sintonías de la Vuelta Ciclista a España (Me estoy volviendo loco, en 1982; y No tengo tiempo, 1983). Su tecno-pop era idóneo para anuncios de tecnología por esos aires que entonces considerábamos futuristas. Qué tiempos aquellos en los que pensábamos que en el año 2000 los coche volarían e iríamos todos vestidos con trajes metalizados.

Gabinete Caligari. Al calor del amor en un bar (1986). En este caso la canción del anuncio es casi la misma que el estribillo de la original y sólo varía porque introducen la marca de la cerveza. Es lógico porque el tema era idóneo para un anuncio de por sí, con ese aire de pasodoble modernizado, un tema muy castizo que pudimos escuchar hasta aburrirnos. A propósito, la Cerveza Skol igual no os suena a muchos pero en los Ochenta tuvo mucha presencia en el mercado nacional.

Mecano. La fuerza del destino (1988). El hermanamiento entre la marca y este tema era más que previsible porque la canción fue un exitazo de la época, con un vídeo clip protagonizado por una jovencísima Penélope Cruz en el que se glosaban las maravillas del amor y de la noche. Esta canción me sigue gustando mucho, llamadme ñoña si queréis, y era cuestión de tiempo que representasen a la marca más internacional porque han sido uno de los grupos que han marcado la historia del pop nacional.

Teresa Rabal. Aunque a muchos os pueda parecer una broma, Teresa Rabal era una estrella. Para este anuncio pone su voz y su imagen, pero el jingle es de la marca y fue utilizado durante muchos años. Entre sus discos, su carrera de interpretación y el circo, Teresa Rabal terminó convirtiéndose en la amiga de los niños por antonomasia y aún hoy sigue vinculada a la lucha por los derechos de la infancia. Lógicamente para los niños de entonces un anuncio con Teresa Rabal era lo más.

Y se me queda una espitinita porque recuerdo un anuncio con un tema de Luz Casal, pero puede que la memoria me traicione. He buscado, buscado y buscado y nada, no aparece. Sé que hay algunos más pero os los dejo a vosotros, por si os apetece mencionarlos en los comentarios.

12 diciembre 2010 at 09:28 15 comentarios

‘Las chicas de oro’ no son para mí

Visto el estreno de Las chicas de oro me encuentro con la extraña sensación de que no puedo opinar. Es lo que tiene la fragmentación de la audiencia, que van apareciendo programas para públicos muy concretos y cuando nos topamos con uno que no corresponde a nuestros intereses se termina una sintiendo extraña, como una intrusa. Esto es bueno, que conste, y me alegro de que pase, pero lo menciono porque viene a significar que todos los peros que podría ponerle a la serie son absurdos teniendo en cuenta que no la han hecho pensando en gente como yo.

Comparar la serie original con ésta es inútil. Paradójicamente han mantenido elementos visuales (la decoración de la casa es poco contemporánea y el vestuario no encaja con ninguna tendencia actual), también el personaje de Concha Velasco se llama Doroti, cosa extraña porque el resto de nombres los han traducido literalmente (se ve que Dorothy no tenía traducción y lo han españolizado). Incluso han hecho un «homenaje» a los episodios octavo y segundo de la primera temporada de la serie original, como cuenta Marina en ¡Vaya Tele!,. Pese a todo esto, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia pero no creo que a los espectadores potenciales les importe mucho.

Pienso que hasta lo que a mí me pareció falta de ritmo, puede llegar a ser un ritmo aceptable para otros; lo que a mí no me hizo gracia, puede hacerle gracia a otros; y en esta rueda relativista las audiencias vienen a confirmar que había ganas de la serie. Anoche hicieron un 22% de share, muy por delante del resto de ofertas. Queda por ver si aguantarán el tirón o si muchos espectadores caerán al ver que la serie no era lo que esperaban.

Pese a todo sí que quiero comentar algo de las actrices, un reparto que ha sido una de las apuestas fuertes y que han llevado gran parte del peso de la promoción. Alguien debería explicarle a Carmen Maura la diferencia entre tonta e inocente, que no son la misma cosa, Concha Velasco ha pasado la estrecha franja que separa lo borde del mal humor y Lola Herrera está poco lujuriosa o poco liberada, por decirlo de alguna manera. Ningún pero a la actuación de Alicia Hermida, que desde mi punto de vista es la única que ha conseguido separarse del personaje original en su justa medida, dándole un aire nuevo sin que pierda sus rasgos definitorios.

Por lo demás, me quedaré con la duda de ver cómo reinterpretan eso de «Imagina, Sicilia…, 1920…», o cómo se llamará Saint Olaf en la versión patria, si es que se llama de alguna manera. En la original la acción se situaba en Miami, Florida, lugar de peregrinaje para los jubilados americanos, aunque aquí parece que prefieren mantener en secreto el nombre del lugar en el que están. Eso sí, si alguna comunidad autónoma se empeña y patrocina, las chicas vivirán en Marina d’Or, por poner un ejemplo.

En fin, que si la serie mejora me engancharé más adelante (es lo que tienen las comedias autoconclusivas), pero si no tampoco pasará nada. Como decían aquellos, «España no se acaba en el mar, hay barcas pa’ seguir».

14 septiembre 2010 at 09:30 17 comentarios

‘V’, la defenestración de un clásico

Hoy quiero comerme mis palabras tal y como Diana se comió la rata en los Ochenta. Para que sigáis el hilo, esta entrada es mi propia réplica a esta otra en la que, tras ver el piloto de V, me quedé más feliz que una perdiz y pensé que la serie podía ser un buen producto. El caso es que Cotillera profesional ya me avisó en los comentarios, pero he tenido que sufrirlo en mis carnes.

Después de andar detrás de la serie como vaca sin cencerro porque en TV3 la cambiaron de horario varias veces, al final he recalado en TNT donde la emiten a una hora potable para mí y ahí he caído del burro. Ayer vi el episodio titulado «Cielo rojo» (el doce de la primera temporada), en el que se tenía que descubrir todo: la cara oculta de Diana y el hijo lagarto de Ryan (el alter ego del entrañable Willie). Después de varios episodios lentos y pesados pensé que por fin en éste venía lo bueno, pero me equivoqué.

Mi primera conclusión es que en los Ochenta éramos unos animales. Diana comiéndose la rata o el hijo lagarto de Willie plagaron las carpetas gracias a las pegatinas que venían en la Teleindiscreta y demás. Fue un momento mítico que nos dejó a todos de piedra y aquello será recordado siempre, por los siglos de los siglos. Sería de esperar que en el siglo XXI se hiciera algo todavía más osado pero no, todo lo contrario: la Anna de ahora no se comió a ningún bicho ni descuartizo a un humano vivo ni siquiera, y del hijo de Ryan apenas vimos una especie de rabito mono que se le enredaba en el dedo. Nada que ver con esto.

Antes de que critiquéis la calidad del muñeco, tened en cuenta que la serie original es de 1983 y que en aquellos tiempos no estábamos acostumbrados a este tipo de cosas. Pero dejando de lado esta pataleta nostálgica, aunque con fundamento, V me parece que ha resultado ser mucho menos de lo que podría haber sido.

La serie es fría, no hay ningún tipo de emoción. Vale que los extraterrestres no tienen sentimientos, pero los humanos supuestamente sí. Hay una barrera enorme entre los personajes, sus angustias, y el espectador. Al menos a mí me parece que todo lo que sucede en la serie es banal, poco relevante, sin ningún tipo de tensión y carente de la chispa necesaria porque no se transmite angustia. Con el paso de los episodios esto ha ido a peor.

Lo que ha aumentado de forma exponencial son los cromas que nos escupen entornos totalmente artificiales y vacíos. Creo que hay pocas cosas peores que un croma que llama la atención porque eso anula su efecto y en el caso de V es así. En lugar de contextualizar a los personajes lo que hace es situarlos en medio de la nada, en estancias sin techo y paisajes forzados. Esto no me llamó la atención al principio así que no sé si es que habrán tenido problemas de presupuesto o qué, pero ahora no puedo dejar de salirme de la historia cada vez que veo un croma mal hecho.

V ha terminado siendo una serie sin identidad y mira que eso es difícil porque al ser una historia conocida podía haberse beneficiado de ello, pero no. No recuerdo ningún momento de la actual que vaya a pasar a la historia y de la legendaria os he puesto dos de los más impactantes. Debe de ser difícil hacer una adaptación de una serie con un carácter tan marcado pero eso se puede solventar imprimiendo carácter al producto nuevo, cosa que no han hecho. Vale que aún me quedan episodios por ver pero, qué queréis que os diga, es fácil ilusionarse con un producto pero cuando llega el chasco y con la cantidad de cosas que hay por ver, la decepción pesa mucho y se convierte en un lastre importante. Así las cosas, no sé si seguiré con V, la verdad. Los momentos de «¡¿pero esto qué es?!» son cada vez más frecuentes.

10 septiembre 2010 at 08:06 19 comentarios

Jingles que pasaron a la historia

Hay cancioncitas de anuncios que pasan a formar parte de la memoria colectiva y se convierten en muletillas habituales. Aciertos como esos se dan muy de tanto en tanto pero perduran en el tiempo y sirven de enlace generacional. Son como una especie de claves que hacen que nos identifiquemos con el que usa el tema, si es que le pillamos la gracia. Ya sabéis que yo ya tengo una edad así que aquí voy a publicar los temas más significativos de mi memoria, y de la de otros. Algunos os parecerán una tontería pero oye, qué le vamos a hacer, a veces las cosas más tontas son las que terminan teniendo más tirón.

  • Un «reloaded» para empezar. De alguna manera tenían que llegar los de esta marca a las nuevas generaciones, lo entiendo, aunque yo siempre guardaré el tema original como un tesoro. Batallita de abuela Cebolleta: eso de «leche, cacao, avellanas y azúcar…», lo cantábamos en el colegio dándole un tinte escatológico, no sé si me explico.
  • Uno atemporal. Todos hemos sido «aquel negrito» y tiene mucho mérito. Tal y como explican en la descripción del vídeo en YouTube, este jingle se creó para la radio en 1956 (aún no existía la tele), se utilizó para hacer un anuncio en cines en 1962 y de ahí pasó a la tele cuando se permitieron los anuncios. Sobran las palabras. Es un clásico por derecho propio.
  • «Tenemos chica nueva en la oficina». Esto fue un bombazo en los Ochenta y bebe directamente de Flashdance. En aquella época que las mujeres trabajasen fuera de casa era aún muy raro y de repente irrumpió en las casas esta moderna, guapa y agresiva señorita. Como para olvidarla.
  • «Busco a Jaqc’s». Llamadme carca si queréis pero yo sigo usando la frasecita de marras cuando la ocasión lo permite. Ese cuero y ese par de tetas no pasaron inadvertidas en una tele en la que aún no abundaba el erotismo. Hoy en día cualquier escote provocativo merece el comentario pero, eso sí, cuidado, porque si el interlocutor no tiene cierta edad no va a pillar la broma.
  • «Vuelve a casa, vuelve». Éste es uno de los ñoños que sigue funcionando. Le dan al toque nostálgico y aunque actualicen las versiones (ya no cuela el chaval volviendo de la mili), el estribillo se mantiene de forma casi inalterable. Cuando suena éste tema un click se activa en la memoria colectiva y, como si fuéramos el perro de Pavlov, sentimos la Navidad.
  • «Qué peso me quita de encima». Éste era de los irritantes y es fácil saber por qué viendo el anuncio. Así y todo, o quizá por eso, la frase se hizo repetitiva. Por suerte es de las que ha caducado, pero tuvo su momento de gloria y fue un acierto.

Y podría seguir poniendo y poniendo vídeos porque esto de los jingles tiene enjundia, pero en algún momento tengo que parar. Si os interesa el tema de las canciones de la publicidad os dejo el enlace a este blog en el que podréis saciar vuestra curiosidad y, como siempre, en los comentarios podéis poner vuestra aportación porque seguro que tenéis alguna, que este tema da para mucho.

29 agosto 2010 at 08:40 21 comentarios

‘Las chicas de oro’ se van a forrar

He estado leyendo sobre la presentación en sociedad de Las chicas de oro de José Luis Moreno y, claro, para mí es una verdadera herejía esto que se plantean hacer, pero pensando en los espectadores de La 1 creo que van a dar en el clavo porque están faltos de comedias. No me sabe mal ni me molesta que les vaya bien. Aunque Moreno no sea santo de mi devoción tiene a gente trabajando a su cargo que no tienen culpa de nada y que de algo tienen que comer. Eso sí, repiten sin parar que la adaptación va a ser fiel a la serie original y eso sí que me permito dudarlo.

Es muy difícil hacerse eco de un clásico repitiendo esquemas porque inevitablemente saltan las comparaciones, que todos sabemos que son odiosas. Las actrices escogidas para la serie son cabeza de cartel y muy reconocibles todas para los espectadores de La 1, sobre todo Concha Velasco. Me llama la atención, por otro lado, que empiecen a grabar la serie ahora y vayan a estrenarla en otoño. Aventuro una maratón de trabajo que puede dar como resultado una producción regulera, pero espero equivocarme.

En declaraciones en la rueda de prensa sorprende leer algunas perlas que me han dejado boquiabierta. Por un lado, José Luis Moreno afirma que la serie va a encajar en La 1 porque va a ser de humor blanco. Que yo recuerde, la serie original era cualquier cosa menos blanca, por lo menos en los Ochenta. Vista ahora podría considerarse inocente pero en los Ochenta que cuatro mujeres mayores hablasen de sexo fue una revolución. Era una serie picante, con contenido social y que trataba con total seriedad temas transversales como la soledad o el poder de la amistad. Igual los chistes verdes no son considerados ofensivos, no sé, pero sólo espero que no nos acordemos de Hostal Royal Manzanares cuando truena.

Más perlas. Dice Carmen Maura, que reconoce que no vio la serie original, que ésta no se va a parecer a la otra porque ¡¿no parece americana?! Sea lo que sea lo que eso signifique, suena mal. No sé si esta señora se habrá dado cuenta pero la elección de la adaptación no es baladí y quizá le convendría echar un ojo a la serie original para saber dónde está. Ojo que ella hará de Rose y, permitidme el chiste, empieza bien porque salta a la vista de que no se ha enterado de qué va el asunto.

Luego podemos centrarnos en aspectos como que los capítulos serán semanales y durarán cincuenta minutos. ¿Cómo encaja esto con la adaptación fiel del original? ¿Cómo van a hacer para que una comedia de situación con capítulos de media hora se convierta en soportable durando casi media hora más? Si lo consiguen habrá que ponerles un monumento porque hasta ahora nadie ha logrado hacer semejante transformación. De hecho, ya tuvimos un Juntas, pero no revueltas, que no tuvo segunda temporada.

En resumen, que a pesar de todo lo dicho, me reitero en mi argumento inicial y es que la serie le viene como un guante a La 1 así que no me extrañaría que tuvieran éxito. Todas estas minucias que he contado porque me llaman la atención son importantes para mí, que no soy público objetivo. Eso sí, pediría por favor a los responsables de la serie y de la cadena que dejen de utilizar la palabra «sitcom» para definir una serie que no lo es. Comprendo que queda bien el anglicismo pero según hemos podido leer ese formato les queda muy pero que muy grande.

28 julio 2010 at 08:49 12 comentarios

Actores y música, qué cracks

Por todos es sabido que Hugh Laurie (House), toca el piano muy bien y compone temas, muchos de ellos con un carácter de comedia que se remonta a sus inicios como actor. Pero no está solo en este hermanamiento. Me voy a centrar en gente de series porque si abarco también cine no terminaría nunca, así que os voy a dejar mi selección en la que podréis encontrar a freaks mezclados con otros que se lo toman más en serio. De todo hay en la viña del señor.

Band from TV: A ver si les reconocéis a todos. Que conste que su objetivo es benéfico pero, así y todo, lo hacen bien, qué caray.

David Hasselhoff (Los vigilantes de la playa): con una carrera musical desastrosa, a la altura de su vida, este hombre aún se atreve con los micrófonos a día de hoy. No es que lo haga mal, pero da un poco de «cosica» ver toda esa dignidad que le rebosa por los poros cada vez que hace una posturita o mantiene una nota.

Bruce Willis (Luz de luna, Friends…): Los viejos roqueros nunca mueren. Él y su banda han hecho una carrera más que digna y aunque nunca ha tenido éxitos musicales relevantes ha sido constante, demostrando que para él la música es algo más que una forma de aprovechar el tirón de su fama.

Jared Leto (Es mi vida): Sé que se ha prodigado más en cine pero con su papel de Jordan Catalano me enamoró cuando más falta me hacía (qué malas son las hormonas adolescentes), así que para mí es un esencial de la tele. No canta nada mal, el muchacho.

Don Johnson (Corrupción en Miami): En los Ochenta se hizo conocido por su carrera discográfica pero si le dais al play comprobaréis cómo le perseguía su personaje de Crockett. Vaya vestuario.

Laura Pamplona (Aquí no hay quien viva, Los misterios de Laura…): El proyecto musical que tiene con su marido se llama Sweet Wasaby y, como podéis escuchar, tiene una voz que jamás sospecharíamos al verla en la tele.

Me he dejado a gente más que evidente como Will Smith (El príncipe de Bel-Air), así que si encontráis que falta alguien sabéis que podéis insertar vídeos en los comentarios. ¡Ah! Y agradecer a Alessan que me haya inspirado para esta entrada.

18 julio 2010 at 08:16 12 comentarios

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Teleadicta sin remedio

"La tele que me parió" es un blog sobre televisión, sobre cómo la vemos y sobre cómo la hacen. Sólo es televisión pero me gusta y aquí encontrarás una entrada diaria de mis delirios catódicos de espectadora irredenta.

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