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Villancicos televisivos freaks
Ya se acaban las fiestas y queda poco para retomar la normalidad (yo lo estoy deseando), pero no quería terminar esta época sin dejaros algunas sugerencias de villancicos diferentes para que, por lo menos, acabéis las navidades con algo de guasa y podáis afrontar de la mejor manera posible el síndrome postvacacional.
El clásico: Las muñecas de Famosa reloaded. Qué difícil tiene que ser modernizar un clásico como el del villancico más famoso de la tele. No les envidio la tarea y, viendo el anuncio, en mi opinión no lo han conseguido. Queda raro eso de los ordenadores, las imágenes de antaño y las actuales, la misma música pero sin tanta inocencia. En fin, creo que tendrán que seguir intentándolo. Para comparar, aquí tenéis la versión de los Noventa.
El tradicional sui géneris: Revilla, el presidente más famoso de las comunidades autónomas. Aquí lo tenéis, felicitando las fiestas con un villancico montañés. Este hombre no tiene fin. Pensaba que entre los taxis y las anchoas del Cantábrico ya no daba para más pero no, se supera. Ojalá todos los presidentes de comunidades autónomas hicieran lo mismo. Sería tronchante.
La versión: Michael C. Hall. Como siento veneración total y absoluta por este hombre, cada cosa que hace me parece graciosa. Aquí hace una versión propia de un villancico tradicional. Estad atentos a la letra y veréis cómo la adapta a su personaje de Dexter. Me encanta.
El original: Cañita Brava. Aquí podéis verle cantando un villancico propio en El semáforo, aquel programa de Televisión Española que dio al mundo más freaks que Sálvame, y eso ya es decir. De Cañita Brava no se me ocurre nada más que añadir que aporte algo a lo que ya sabéis, así que prefiero no decir nada.
La parodia: Martes y Trece. El «Roto pompón» de esta pareja se hizo en aquella época casi más popular que el villancico original. Como veis, ya entonces estábamos cansados de Raphael y lo peor es que Martes y Trece cayeron, pero Raphael sigue incansable cobrando año tras años sus monográficos en Televisión Española. Tendría que haber sido al revés, caray.
Espero que acabéis bien las fiestas, sin demasiadas indigestiones ni berrinches. Si os pone tristes que se acaben recordad que ya faltan menos días para las del año que viene. ¡Salud!
Dibujos animados que me caen mal
Os parecerá un punto de vista radical porque, al fin y al cabo, los dibujos animados sólo son eso pero es que hay personajes que no he soportado nunca. Los motivos son diferentes pero siempre me han dado rabia ciertas actitudes. Lo mejor es explicarlo con algunos ejemplos.
Scooby Doo. Mira que los perros son mi debilidad pero nunca aguanté a este. Ni a él ni a su pandilla de amigos, y mucho menos a la versión posterior con el sobrino que le salió, que si no recuerdo mal era detective. Me daba rabia que Sooby fuera tan miedoso, que Shaggy andase siempre colocado y que los demás fueran tan perfectos.
Pato Donald. Su característica esencial era el mal humor, siempre estaba cabreado y a mí eso me molestaba. Por extensión, tampoco soportaba a la familia (ni a los sobrinos, ni a Daisy, ni al tío Gilito), y si además se le unía Mickey, tan sabiondo él, ya podía cambiar de cadena. ¿No eran un poco prepotentes todos? Como venganza, uno de los politonos que me hacen reír a mandíbula batiente.
Bugs Bunny. A estas alturas ya es hora de ir reconociendo la verdad: me gustaban los perdedores. Silvestre, el pato Lucas, Elmer, el Coyote… Todo lo que significara fastidiar a estas pobres víctimas me sacaba de quicio. Siempre he preferido a los débiles.
Shin Chan: O Chicho Terremoto, o Nobita, el de Doraemon, o Musculator. Este estilo de personaje japonés siempre me ha resultado muy antipático. Nunca le he visto la gracia a su irreverencia y a su mala educación. Claro, todo se explica cuando me confieso fan de Candy, Candy y similares. Siempre he sido más de culebrón y por citar alguna excepción me viene a la memoria la extraordinaria serie Bola de Dragón.
Pepe le Pew. Por favor, qué mofeta más pesada y más babosa. Ese rollo del amor romántico llevado al extremo nunca ha sido de mi agrado y me sabía mal por Penélope, la gata, que se ponía mala cuando el otro la acosaba sin descanso. Nunca entendí por qué se llamaba Pepe si era francés.
Estoy segura de que vosotros también tendréis dibujos odiosos que recordar. Pegad los vídeos en los comentarios y así podréis compartir vuestras fobias. Os aseguro de que es algo catártico.
Rubias: el ataque de los clones
Ya sabemos que la tele se mueve basándose en tendencias que, a veces, nos resultan difíciles de explicar pero que están ahí, a la vista de todos. La mayor parte de las veces la explicación oculta un interés por atraer / satisfacer a un público determinado y esto que cuento hoy debe de ir por ahí, aunque lo cierto es que en gente poco seriéfila puede generar confusión. En una conversación doméstica hace unos días se me planteó una duda acerca de unas cuantas rubias televisivas de serie que podían ser confundidas entre sí. Para mí la diferencia entre ellas estaba clara y, tras la explicación, mi mente almacenó una idea residual que se materializa en la entrada de hoy. Y es que es cierto, las últimas series que nos llegan de Estados Unidos apuestan por un modelo de señora nada habitual, las rubias que protagonizan la entrada de hoy.
Elizabeth Mitchell. Nacida en 1970, cuarenta años. Una experta en fertilidad en Perdidos y una agente del FBI en V. En estas dos series no interpreta a un icono sexual, aunque bien podría. En ambos casos es una reputada profesional con una azarosa vida personal.
Sonya Walger. Nacida en 1974, treinta y seis años. Un ama de casa tanto en FlashForward como en Perdidos. En ambos casos se trata de personajes cultos, con carácter, pero una vez más el espectro de lo personal incide en todo lo demás. El vídeo tiene su gracia: es un «separados al nacer».
Julie Bowen. Nacida en 1970, cuarenta años. La popularidad absoluta le ha llegado con su papel de Claire en Modern family aunque, y sin que sirva de precedente, salió en cinco episodios de Perdidos. Es un ama de casa neurótica en una familia de locos.
Monica Potter. Nacida en 1971, treinta y nueve años. Con una carrera en el cine más o menos bien resuelta, en Parenthood interpreta a un ama de casa con un hijo con Síndrome de Asperger y una hija adolescente. Ha dejado de lado su vida profesional para consagrarse a su familia. Qué miedo dan algunos vídeos de los fans.
Jessalyn Gilsig. Nacida en 1971, treinta y nueve años. Quizá ésta sea la más conocida. Ha trabajado mucho y sus papeles han sido muy distintos pero su último éxito le llega con Glee, donde interpreta a una esposa frustrada y neurótica, que sueña con tener una vida que no se corresponde en nada con su realidad y que lucha por un matrimonio con problemas creados por ella misma.
Y estos ejemplos se me han ocurrido sin pensar mucho. No son demasiado jóvenes ni demasiado mayores. Son guapas, claro, pero no responden al estereotipo de despampanantes. Su belleza está más asociada a una madurez muy bien llevada. Interpretan roles variados pero en sus últimos papeles siempre tienen la responsabilidad familiar como eje de influencia. ¿Serán ellas la representación del nuevo modelo de mujer? ¿Serán el modelo admirado por la audiencia femenina de más de treinta años? ¿Qué será, será?
Solteros: el personaje fijo
Hasta llegar a series como Impares, protagonizada únicamente por solteros en busca del amor, la tele nos ha proporcionado grandes momentos de personajes adultos pertenecientes a un sector de la sociedad que ha ido adquiriendo protagonismo con el paso del tiempo. De ser unos solteros secundarios cascarrabias y malhumorados, su imagen ha ido mejorando en la tele a medida que aumentaba su valoración en la sociedad gracias a la importancia de su nivel de consumo. Hay enfoques para todos los gustos pero ya sea a través de la comedia pura, el sarcasmo o la tragicomedia, los solteros han ido ganando terreno en las ficciones y ahora, en este mundo globalizado que quiere llegar a todos, es difícil ver una serie que no incluya a uno, e incluso hay series en las que todos los protagonistas lo son.
Repartos corales de solteros: Apartamento para tres (1977), Seinfeld (1989), Friends (1994), o Sexo en Nueva York (1998). Obviamente, en estas series la soltería no era perpetúa y aparecían parejas con la misma velocidad con la que desaparecían, pero nos han dado algunos de los mejores solteros de la tele como Larry, el soltero crápula de Apartamento para tres, o Joey de Friends como el soltero inocente. Puestos a elegir personajes de estas series me quedo con dos.
George Constanza, ese miserable que se alegró mucho de que su futura mujer falleciese intoxicada por la goma de los sobres baratos de las invitaciones de boda que él había comprado al coste para ahorrarse dinero. En Seinfeld la búsqueda de pareja era algo natural, no iba orientada al matrimonio, y las parejas iban y venían, algunas con más permanencia que otras, pero la soltería no era un lastre. George, con su eterna insatisfacción vital, nunca estaba satisfecho con las parejas que conseguía y pocas veces conseguía que las relaciones llegasen a buen término. Se lo tenía merecido.
Mención aparte merece Sexo en Nueva York, serie que me gusta mucho pero a la que no le perdono el hecho de que al final la redención de las protagonistas llegase a través de la consecución de una pareja estable. De esta serie me quedo, cómo no, con el personaje de Samantha Jones, por su gracia para decir guarrerías y porque me parece que es uno de los personajes mejor construidos de la serie. Estereotípica como las demás, claro, pero con unas contradicciones mejor marcadas y explotadas que las otras.
Murphy Brown (1988), supuso toda una revolución. Esta periodista ex-alcohólica estaba dedicada por entero a su profesión, era una mujer moderna de la época y consiguió revolucionar el panorama en dos momentos clave del proceso vital del personaje: cuando fuma marihuana como tratamiento contra el cáncer de mama y cuando decidió ser madre soltera. Os recuerdo que estamos en los Ochenta y que en aquel entonces este tipo de cosas tan privadas eran consideradas tabús, sobre todo en el caso de las mujeres. Hacían unas promos diferentes.
Claro que voy a hablar de Cómo conocí a vuestra madre (2005). Dejarme a Barney en una lista así sería un crimen. No hay nada que pueda decir que no sepáis, sólo destacar el parecido de su personaje con Larry, el de Apartamento para tres.
Y quiero terminar con Brian, de ¿Qué hacemos con Brian? (2006). Brian me parece un soltero llorón, no me gusta nada. El conflicto que tiene no está mal, pero me parece que se cuenta de una manera poco atractiva, a excepción de alguna ex destacable. La alienación de todos los personajes de la serie se me hace cansina pero para gustos, los colores.
¿A quién me he dejado? ¿A Liz Lemon (30 Rock)? ¿A Chris Peterson (Búscate la vida)? Pues para eso están los comentarios, para que completéis la entrada con vuestras aportaciones.
María Teresa Campos vuelve a meter la gamba
La enjundia del vídeo a partir del minuto tres.
¡¡Cotilleo!! Después de ver esta pomposa presentación en la que la Campos habla incluso de fenómenos paranormales para referir su predestinación a estar en La 10, el nuevo canal de Vocento que empieza hoy sus emisiones oficiales, leo en el blog de Telepatético que no, que al final la Campos no se va a La 10 y, lo que es peor, nadie explica los motivos. Pero no terminan ahí las malas noticias para La 10, no, es que en su lugar y a toda pastilla han fichado como repuesto a…, ¡Lucía Riaño! Y ésta, amiguitos, es la expresión más clara del dicho popular: «Salir de Guatemala para ir a Guatepeor«.
La Campos alega motivos personales para no embarcarse en el nuevo proyecto pero las malas lenguas (qué haríamos sin ellas), aseguran que lo que ocurre es que Paolo Vasile no le ha permitido compatibilizar el cementerio de elefantes que presenta el fin de semana en Telecinco con el magacín En boca de todos, que parecía destinado a intentar horadar de alguna manera el brillo de Sálvame. Programa en el que, dicho sea de paso, trabaja Terelu, la hija de la Campos que pronunció aquella célebre frase: «¿¡Tú no te equivocas nunca!?». Proverbial a más no poder y a la altura de los fenómenos paranormales que hicieron que cuando la Campos contrató un paquete de canales, como cuenta en el vídeo, al encender la tele apareció La 10 como por arte de magia.
La que estará ahora en En boca de todos es Lucía Riaño, que ya ha estado en boca de todos por sus recurrentes fracasos más recientes y por la fama de gafe que arrastra. Mi mala lengua dice que es cosa de un mal de ojo que le ha echado Vasile pero yo no he podido confirmarlo. Lo cierto es que profesionalmente no da pie con bola últimamente y salir de Antena 3 para ir a parar a La 10 de sustituta también parece que es «salir de Guatemala para ir a Guatepeor«. Efectivamente, hay mucho de paranormal en todo esto.
Y el colmo de lo paranormal. Comparad estas dos fotos. La primera ha desaparecido del artículo original y la segunda es de este elogioso artículo sobre la cadena que publica ABC, periódico que, como La 10, pertenece a Vocento (casualidades de la vida, seguro):
Campos, la que ha liado usted. Si es que no se le puede dejar sola. ¿Le parece bien desaparecer de una foto de esta manera y sin dar explicaciones?
Mi adiós a Labordeta
Ha sido de lo primero que me he enterado al levantarme. Labordeta murió anoche en el hospital en el que estaba ingresado y lo he sentido mucho. Es como si hubiera perdido una parte de mi vida. En casa Labordeta siempre ha sido un referente constante. Cuando yo era pequeña mis padres escuchaban sus canciones y las cantábamos. A mí en aquel entonces me hacía gracia aquello de «arremójate la tripa»; más tarde entendí la metáfora. Si no hubiera sido por la televisión, que sacó a la luz su personalidad deslumbrante, su muerte no habría pasado de ser una esquina en la edición de un periódico pero gracias a la tele mucha gente sabe hoy que nuestra sociedad ha perdido a uno de sus más hombres importantes.
Sus canciones son en su mayoría himnos contra la dictadura franquista y ésta en concreto, Canto a la libertad, siempre me ha puesto los pelos de punta. Se intentó que fuese el himno oficial de Aragón pero las autoridades pertinentes se opusieron. El mensaje de esta canción sigue, para mí, vigente a más no poder.
Un país en la mochila fue un programa mítico. Yo creo que cualquier cadena a día de hoy no lo emitiría pero en su momento fue un éxito de audiencia y se ha repetido muchas veces en La 2 y en el Canal Internacional. Desde mi punto de vista el éxito del programa fue la naturalidad de Labordeta, su trato con la gente, que era único, y la demostración de que le apasionaba lo que hacía. El programa dejó grandes momentos pero he escogido éste por motivos obvios.
Labordeta siempre fue un tipo con sentido del humor y capaz de reírse de sí mismo, de parodiarse. El Follonero nos dejó un programa entero para comprobarlo pero yo he querido rescatar este trozo en el que vemos cómo hacen «Belchite Express» después de descartar llegar a Belchite como si estuvieran en Un país en la mochila.
De este mismo programa es el siguiente fragmento. Labordeta comentando su gran hit: «A la mierda». Cuando escuché aquello, doy fe, también me puse a aplaudir en mi casa, lo prometo. Es lo más grande que he visto en la tele en mucho tiempo. Que un señor defendiese en el Congreso su libertad para hablar, de aquella manera, y denunciase el comportamiento chusco y lamentable de la bancada del PP me pareció sublime. Qué pena que haya quedado en una anécdota graciosa para muchos. Para mí sigue significando que hay muchas estructuras del pasado que siguen hoy vigentes.
Aquí comentando lo mismo en otro tono. Lo destaco por su reivindicación de que no sólo se recuerde ese momento de todo el trabajo que hizo en el Congreso.
Para terminar, de su faceta de escritor os dejo un vídeo en el que comenta su autobiografía, ya escrita desde el conocimiento de su enfermedad. Como veis, siempre está presente en todas sus intervenciones el mismo espíritu y la misma energía que le caracterizaron.
Adiós, Labordeta.
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