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El torro de los Goya
Tenemos nuevo santo en Internet, San Álex de la Iglesia, que anoche pronunció su último discurso como Presidente de la Academia, porque además es que es mártir para su desgracia, con una llamada a la coherencia, a la realidad y con un par de… narices. Las caras de los contraplanos que nos ofreció la realización lo dicen todo. A mayor número de muecas, mayor número de aciertos. Tal y como iba la cosa, con un Andreu Buenafuente muy moderado y con los discursos obviando el tema (menos el de Jorge Drexler), muchos llegaron a dudar de que de la Iglesia fuese a ser capaz pero ahí estuvo, como un campeón, y desde mi pequeña parcelita quería darle las gracias por su honestidad. Ya hay quien hace la broma diciendo que tendría que ser Ministro de Cultura pero no, por favor, que ya se ha demostrado, y éste caso es el claro ejemplo, que la política lo estropea todo.
Televisivamente hablando esperaba mucho más de la Gala, sobre todo porque la del año pasado estuvo mejor y esperaba que pudieran superarse, pero no. El inicio de la gala, con el montaje de las películas, fue prometedor, pero luego Buenafuente salió poco y su declaración de intenciones de obviar la realidad le quitó fuerza al momento. Vamos a ver, habría estado gracioso que se hubiese metido en el tema de las descargas a saco (hizo alguna que otra broma velada). Entiendo que no lo hiciera pero creo que hay un término medio entre hacer sangre del asunto y pasarlo totalmente por alto. En general la ceremonia intentó repetir éxitos de la pasada y, claro, hay cosas que una vez chocan pero que cuando se vuelven repetitivas pierden fuerza, como el número musical, Santi Millán recubierto de besos o Santiago Segura haciendo de Torrente una vez más.
En Twitter había mucha gente que suspiraba por la censura de Televisión Española respecto a las acciones emprendidas por Anonymous en contra de la Ley Sinde pero no hubo suerte. En los momentos previos a la Gala, Carlos del Amor le preguntó por las protestas a Álex de la Iglesia y a la Ministra, y en el informativo le dedicaron una pieza a la manifestación. Además la cadena lo ha subido todo a YouTube. Creo que hay que quitarse el sombrero ante Televisión Española en lo que a esto se refiere. Aún así, también podemos ver los vídeos que el propio colectivo fue subiendo a Internet desde las puertas del Teatro Real.
Fallos incomprensibles de la Gala: la vuelta a los discursos eternos y sin sentido (siguen pensando que la fiesta del cine español no tiene por qué ajustarse a ritmos televisivos); la edición del momento «in memorian» que hacía imposible que el espectador viese quiénes eran muchos de los homenajeados en el momento; que se colase Jimmy Jump es inconcebible; las piezas inconexas con referencias a ceremonias pasadas que tendrían que haber servido para hilvanar la gala terminaron pareciendo cortes sin sentido; faltó ritmo en general y ni Buenafuente fue capaz de arreglar eso.
En resumen, lamento que la Gala no haya estado a la altura de la del año pasado. Esperaba divertirme pero no hubo manera y según avanzaba la noche se hacía todo más y más aburrido. Es posible hacerlo mejor, el año pasado lo hicieron mejor. Quizá sin la polémica del momento todo habría sido más fluido y tomar la decisión de pasarla por alto para destensar, como dijo Buenafuente, no surtió el efecto deseado. Yo ya sé que el cine es la fábrica de sueños pero de ahí a que intenten aparentar que viven en un mundo aparte va un paso. En fin, ahora ya no se puede hacer nada más que esperar la Gala del año que viene. Ah, y enhorabuena a los premiados.
‘En familia’ y uno más
Anoche Televisión Española estrenó En familia (podéis verlo aquí), un programa de reportajes (otro más, sí), pero éste con las familias como centro. Por lo visto, cada emisión tendrá un núcleo central y el de ayer era el de las familias que trabajan juntas. ¿De verdad hay tanta felicidad en el mundo? Me subió el azúcar viendo cómo no hay problema que no pueda resolver una familia unida pero, en fin, no se puede pedir más. En familia es otro de esos programas de Televisión Española que se empeñan en mostrarnos un mundo optimista y blanco. Demasiada lejía para mi gusto.
Es como Españoles en el mundo, extranjeros en España, comiendo por la patilla y el resto de espacios que dedican desde la cadena pública a glosar la felicidad de la diversidad. ¿Alguna vez habéis visto a alguien quejándose en un programa de estos? No, claro que no. Tras la última polémica de Españoles en el mundo que terminó con la retirada del programa, ya quedó claro que todos estos espacios forman parte de la división de entretenimiento de Televisión Española y que se utilice eso como argumento me parece peligroso. Es decir, que al ser entretenimiento no tiene que haber compromiso, crítica ni contraste. No olvidemos que el entretenimiento en Telecinco son los realities. ¿Creeis que no se puede comparar? Aquí tendríamos que discutir si el fin justifica los medios. En lo que a mí respecta y haciendo de abogado del diablo diré que por lo menos en Gran Hermano no se engaña a nadie. Es decir: sabemos que en un reality es todo mentira pero los reportajes edulcorados de La 1 se esconden tras el peligroso velo de la verosimilitud. Allá cada cual con lo que elija.
Tampoco es cuestión de que se pongan a hacer Callejeros como locos, otros de entretenimiento pero que van por el sentido opuesto. Me conformaría con se hiciesen más documentales desde los servicios informativos y dejasen un poco de lado los reportajes de entretenimiento pero eso, claro, no daría tantas audiencias. Sólo me queda esperar que el formato se vaya quemando poco a poco y lo digo sin acritud, ¿eh?, pero es que a mí no me entretienen nada las familias felices, por muy diversas que sean.
Y hablando de conceptos diversos de familia, Televisión Española sabe bastante de eso. Os traigo hoy dos ejemplos de tiempos pasados. Estos sí que son exponentes de cómo ha cambiado el concepto de familia de un tiempo a esta parte. Primero tenemos las familias de la Movida y después el entretenimiento familiar de hace diez años. Cualquier parecido con la realidad actual es pura coincidencia, ¿o no?
‘Españoles en el mundo’, Jerusalén y la polémica
Veremos lo que dura porque el de arriba es el reportaje que Televisión Española ha decidido eliminar definitivamente de su web a instancias de la Defensora del Espectador, que hizo su valoración después de recibir unas ciento setenta quejas protestando por la supuesta parcialidad del reportaje. Si bien Televisión Española defendía el programa por estar dentro de la sección de entretenimiento y no tratarse de un formato puramente informativo, algunos espectadores han hecho notar a la cadena que la neutralidad o la falta del conflicto apoya la versión de Israel quienes, por cierto, ahora hablan de censura por la retirada del reportaje.
La voz de alarma de esta situación la dio el Diario Público a finales de diciembre. En aquel artículo se acusaba a Españoles en el mundo de haber censurado los testimonios de unos españoles que vivían en la parte palestina de la ciudad. Por lo visto la productora no pudo soslayar ciertos testimonios sobre el conflicto y decidieron retirarlos. El motivo: el espíritu del programa, ese halo festivo constante, ese pasar por encima de las realidades sociales cual apisonadora. Seguramente si Españoles en el mundo profundizase más en las realidades de los países que visita, el formato no tendría tanto éxito. Yo he visto algunos programas y siempre me ha producido rechazo ver cómo se llegaba a menospreciar a la gente originaria de un país, o ver cómo se podía vivir al margen de la pobreza extrema, aun teniéndola debajo de la ventana.
Sin querer justificar la parcialidad o el sesgo de Españoles en el mundo, pienso que la gente tendría que saber mejor en qué programas se mete. Por poner un ejemplo: nadie puede escandalizarse si, después de ir a Sálvame, hacen mofa y befa de su testimonio. Tampoco podemos esperar de un programa de entretenimiento una visión veraz y contrastada de una situación. ¿Imagináis que en Saber y ganar preguntasen por el responsable del golpe de estado en España y que la respuesta fuera Juan Carlos I? Nadie en su sano juicio se mete en un embolado así en un programa de entretenimiento.
Por suerte hay otros espacios que sí se atreven a enfrentarse a las situaciones y que dan lecciones de periodismo. Me extraña que en toda esta polémica, estéril por otro lado, nadie mencione el Salvados del domingo pasado, que emitirá la segunda parte esta semana. Hace mucho que Salvados dejó de ser entretenimiento y baila con la más fea, la información y la divulgación, por áspera que sea. El que quiera enterarse de verdad de qué va el asunto tiene una cita con Salvados y, el que no, puede quedarse con Españoles en el mundo, es así de sencillo. Lo mismo puede aplicarse a la gente que quiera participar dando su punto de vista: la felicidad es Españoles en el mundo y la realidad es Salvados. Podemos dar gracias por poder elegir entre una cosa y otra. Yo me quedo con Jordi Évole.
El fiasco de ‘Las chicas de oro’
Aún recuerdo que cuando llegó esta serie a La 1 todo eran parabienes y buenas intenciones: que si el reparto de grandes damas de la interpretación, que si tenía espíritu propio alejado de la serie original, la localización de lujo, los decorados espectaculares… Nada de eso ha servido y Las chicas de oro han cerrado temporada en La 1 y no van a volver. No puedo decir que echaré de menos la serie.
Vi el piloto en su momento y no me pareció que la serie la hubieran hecho pensando en mí como público objetivo así que no volví a verla, ni me acordé (cosa que dice bien poco de mi afán por analizar la tele, pero en fin). Desde su estreno con datos relevantes Las chicas de oro ha ido perdiendo audiencia y al final Televisión Española ha dado por terminada la aventura por esa caída de interés. Aquí va mi pregunta malévola: ¿Cuánto le ha costado al Ente Público la serie de marras? Porque apostaron fuerte por ella y confiaron en el proyecto del ínclito José Luis Moreno.
Dicen las malas lenguas que la situación de las empresas de Moreno es demencial, con denuncias, impagos a trabajadores, expedientes de regulación de empleo y demás. No es la primera vez que llegan ecos de los malos vicios como empresario de este señor que sigue viviendo de una popularidad que ya no merece. Le llamaban «el Rey Midas», no sé cómo lo llamarán ahora, pero lo cierto es que sus últimos proyectos han sido un fiasco y se afirma que si La que se avecina continúa es gracias a que Telecinco ha asumido las deudas.
Cotilleos aparte, lo cierto es que Las chicas de oro, con un target muy específico, llegó en un momento en el que supuestamente había que posicionarse en el tema de la fragmentación de las audiencias. Esto es: ofrecer a tu perfil de público cosas que creas que van a gustarle. La teoría es buena y la mayor parte de las veces funciona, pero no creo que Las chicas de oro haya jugado bien sus cartas. Por un lado, parece que desde que no hay publicidad los espectadores de La 1 se han rejuvenecido en determinadas franjas y empieza a ponerse en duda la leyenda urbana que decía que La 1 sólo la veían los jubilados. Y por otro, la serie ha sido una mala mezcla de elementos, un intento muy superficial de dar una imagen distinta de la gente mayor.
Si recordamos la serie original, más allá de esa vida disipada, de las profesiones liberales de las protagonistas y de su lujo, había una historia que se centraba en resaltar el valor de la familia y de la amistad. ¿Qué había de eso en Las chicas de oro de La 1? Apenas nada. Por decirlo de alguna manera, imitaron el papel de regalo pero la caja estaba vacía. O eso me parece a mí, que me he levantado hoy muy metafórica. En cualquier caso, estas chicas de oro se suman a la lista de los fracasos de Televisión Española por resucitar el clásico y aunque dicen que no hay dos sin tres, yo espero que se les hayan quitado las ganas de experimentar. Hay referentes que es mejor no tocar.
Televisión Española apuesta por el criterio periodístico
Manda narices que esto sea noticia, la verdad, pero es lo que hay. La dirección de Televisión Española y su Consejo de Informativos de se han comprometido a intentar que en campaña electoral sean los profesionales de la cadena y no los partidos los que decidan lo más destacable de un mitin. Se intentará terminar así con la estrategia de la llamada «luz roja», un chivato que los políticos usan para saber que entran en directo en un informativo y que aprovechan para soltar la frase impactante que crean más conveniente.
A partir de ahora serán los profesionales de la cadena los que, en la medida de lo posible, seleccionarán de los totales la información que consideren más pertinente para ofrecerla al espectador. Esto supone un mayor control por parte del medio, en este caso Televisión Española, pero se evita que sean los partidos políticos los que seleccionen cuál es la información más adecuada. Yendo un paso más allá, los hay que cuestionan la supuesta objetividad del medio y se preguntan si eso no servirá para que se emitan interesadamente los contenidos preferidos por los que mandan en el Ente pero si algo es cierto es que los informativos de Televisión Española han ganado mucho desde que se retiró la publicidad. Dejando a un lado los reconocimientos internacionales que han recibido, se aprecia profundidad en las informaciones con el aporte de distintos puntos de vista y un incremento del mosaico que suele recoger la actualidad. Lo más negativo sigue siendo para mí el autobombo porque no sé qué pinta en un informativo un bloque sobre el estreno de Cuéntame, pero nadie es perfecto.
Sobre las sinergias entre política y televisión se han dicho muchas cosas y yo no soy una experta en el tema pero es innegable que existe dependencia entre el medio y el mensaje. Aquí tenéis una explicación profunda del asunto. Hasta ahora parecía que la política dominaba la televisión en cuanto al control de contenidos y la forma de transmitirlos. En este otro enlace podéis leer la teoría de que el concepto tradicional de mitin ha muerto y que ahora prima el mostrar la cercanía del político con el elector. No me digáis que el vídeo de abajo no tiene cierto parecido con el montaje que ofrecen en el formato Tengo una pregunta para usted (Televisión Española). ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina?
Ya se veía que el gremio periodístico estaba cansado de que la política estuviese convirtiendo en unidireccional la comunicación y hace tiempo que se habla de la negación de los profesionales a asistir a ruedas de prensa sin preguntas. Los fotógrafos también han dado plantones cuando han considerado que no se les estaba respetando. Así las cosas, la decisión de Televisión Española tenía que llegar antes o después y aunque parezca que llegan tarde también es de justicia reconocer que este tipo de asuntos deben de ser más complicados de gestionar de lo que parece.
La pena es que las cadenas privadas no se sumen a la propuesta pero es lógico pensar que defienden intereses propios y que, en cualquier caso, esto no habla mal de los profesionales que trabajan en ellas, que de algo hay que vivir. A todos nos gustaría poder ejercer nuestra labor con la máxima garantía de independencia y, en el caso de los periodistas, siguiendo los criterios que recoge su código deontológico pero qué se le va a hacer, ya se sabe que donde hay patrón no manda marinero y, en este sentido, todas las cadenas tienen un patrón muy claro que no suele plegarse a ciertas directrices. Una lástima.
El silencio en Televisión Española
Hace semanas que sabía de este encierro porque leo el blog de Isabel Paz pero hoy me he decidido a hablar sobre ello cuando me he encontrado con el siguiente titular: «La producción externa de Televisión Española ha aumentado un treinta y siete por ciento». Es uno de los anuncios que ha hecho Alberto Oliart en su comparecencia periódica en el Senado y que he encontrado aquí. Sólo al final del texto se menciona de pasada y de forma partidista el encierro que está llevando a cabo un grupo de trabajadores en Televisión Española, se ofrece un punto de vista muy tangencial, simplista, y no se relaciona en ningún momento con esas cifras pírricas de producción interna sobre las que se le pregunta en la comparecencia.
Durante la comparecencia ha surgido además en varias ocasiones el encierro que mantienen desde hace más de veinte días un grupo de trabajadores para protestar por el despido de una trabajadora de TVE.
Oliart ha precisado que el contrato de esa trabajadora, «como el de otros 303 contratos por obra», ya había vencido, ha observado que el encierro que protagonizan un grupo de trabajadores se refiere sólo a este contrato porque -ha dicho- es una afiliada a UGT, pero ha insistido en que el caso está «en vías de solución».
Como veis, un versión totalmente opuesta a lo expresado en el vídeo que encabeza la entrada. Nada que ver tampoco con el velo de silencio que se ha extendido sobre la noticia durante semanas y que, según Isabel Paz, ha sido acordado desde diversos frentes. Es paradójico, por aportar algo de luz, que el despido de la trabajadora contratada, detonante de un encierro que denuncia los bajos índices de producción propia de Televisión Española (sobre un dieciocho por ciento), ha sido por finalización de obra. Esta trabajadora estaba contratada en España Directo, un programa que sigue emitiéndose. Es cierto que era afiliada a UGT, sindicato que está llevando a cabo al encierro, pero también es cierto que han visitado a los trabajadores y se han interesado por el tema representantes sindicales nacionales y políticos de tan distinto corte como Celia Villalobos o Leire Pajín, cosa que no se ha reflejado en los medios. Que la trabajadora afiliada sea defendida por su sindicato no implica neccesariamente que el despido esté ajustado a derecho, como parece que quieren hacernos creer.
Tras todo este asunto parece extenderse la sospecha que se verá confirmada, o no, cuando se materialice el relevo de Oliart al frente de Televisión Española. Se alzan voces contra el desmantelamiento de La 2 y ya hay rumores de que alguien del sector privado vendrá a culminar la privatización encubierta de Televisión Española que beneficia, cómo no, a las productoras externas, que están haciendo su agosto. Un culebrón que no acaba de empezar pero al que aún le quedan bastantes capítulos. Por ahora Televisión Española no cumple con su código interno ni con los preceptos que estipula la Ley. Las trabas a su modelo de financiación han sido un mazazo importante pero que, sin duda, se resolverá a favor del Ente Público. Oliart dice en la comparecencia que he citado antes que «Hacienda proveerá». Intentar hacer un chiste de una situación así es, cuanto menos, vergonzoso. Con semejantes propósitos el futuro de Televisión Española como cadena pública es cada vez más oscuro para unos y más claro para otros. Si Hacienda termina cubriendo el parche que tendrían que pagar las telecos y las privadas, los beneficiarios, tal y como está la situación ahora, serían las productoras externas y, por supuesto, privadas. Yo no quiero que con mis impuestos se engrosen las cuentas de empresas que deberían de obtener beneficios por sus propios méritos. En este país de todo se hace un negocio. Qué asco.








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