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‘Tormenta’, una nueva TV Movie que me suena
El de arriba es el trailer de La ola, una fantástica aunque minoritaria peli de 2008. Y ahora voy a pegar la sinopsis de Tormenta, la nueva TV Movie de Calparsoro para Antena 3, tal y como la he leído aquí:
«Se decide dividir la clase en dos grupos, los nacionales o «superiores» y los extranjeros o «inferiores». El objetivo que han de conseguir tanto unos como otros son los privilegios de comida, alojamiento y acceso a los libros para preparar los exámenes. Hay alumnos de otras etnias que entran en el grupo de nacionales y viceversa. Sin embargo, lo que en un principio se plantea como un simple juego se convierte rápidamente en algo incontrolable que transforma el aspecto lúdico y docente de los cursos en una máquina de corte castrense donde la competencia y la excelencia se erigen como únicos valores».
¿Qué me decís? Yo es que ya estoy curada de espantos, o eso creo, pero cuando llega un caso como éste siempre me pregunto lo mismo: ¿tan difícil es buscar materia prima no explotada ya? Porque, claro, lo de basado en hecho reales queda genial para una TV Movie y, de hecho, ya casi parece un requisito ineludible para que la producción funcione pero como podéis comprobar aunque el contexto o desarrollo de la historia sean diferentes, la idea de la TV Movie de Daniel Calparsoro no es nada original. Por un lado, repite fórmula con adolescentes encerrados y, de hecho, busca repetir el éxito de El castigo, y por otro centra su mirada de una forma cómoda en cosas que han hecho otros ya. Es lo malo de la maquinaria de las TV Movies, que tienen que salir como churros y más en esta época, con las teles volcadas en el género. Por lo menos tenemos que agradecer que no es el biopic de un famoso pero, eso sí, el reparto está lleno de jóvenes actores televisivos con un atractivo fuera de toda duda.
Antena 3 no ceja en su empeño de convertirse en cadena de adolescentes. Anoche, sin ir más lejos, emitieron Luna nueva, de la saga Crepúsculo. Hombres lobo, vampiros, adolescencia, hormonas…,. También produjeron el año pasado Mentiras y gordas para el cine. Tiene en su haber el éxito de Física o Química y de El internado. Vamos, que la tendencia es clara. Su problema, desde mi punto de vista, es la heterogeneidad de la oferta. Que sí, que es un canal generalista que tiene que ofrecer cosas para todos los públicos, pero entiendo que la muchachada prefiera en horario de tarde las pasadas de rosca de Sálvame antes que la sobriedad elegante de Glòria Serra en 3D. Cristina Lasvignes tampoco fue un buen icono en ese sentido.
Vamos, que en ficción, a base de ensayo-error, van haciendo camino, pero en entretenimiento se quedan atrás. Las TV Movies son un ingrediente más de la mezcla. La Ley les obliga a invertir un porcentaje de sus ingresos en cine y las TV Movies hasta ahora se han demostrado rentables. Eso sí, van a terminar matando la gallina de los huevos de oro si siguen repitiéndose más que la cebolla. Supongo que serán de la filosofía de «que nos quiten lo bailado» y lo entiendo. Por suerte, nosotros podemos quitar la cadena en cuanto nos dé la gana.
‘La duquesa’: dos más uno
El éxito de las TV Movies está alcanzando cotas insospechadas. Se habían hecho trilogías de TV Movies pero hasta ahora, que yo recuerde, ninguna TV Movie de dos episodios había generado un tercero debido al éxito de audiencia. Telecinco va a hacerlo con La duquesa, de la que ya están preparando a toda pastilla un tercer episodio antes de que se pase la fiebre.
La idea debe de haber sido espontánea porque no parece que haya mucha planificación al respecto. Ahora abordarán la etapa actual de la vida de la Duquesa de Alba y a no ser que el guión estuviese ya escrito, van a tener que seguir documentándose. Otra cuestión será la de enganchar de nuevo al equipo técnico y artístico que, debido al éxito de los dos primeros episodios, sería lógico que subieran su caché, a no ser que tuvieran estipulada la posibilidad por contrato. En cualquier caso, se difumina así una de las características de las TV Movies: el hecho de que son más baratas que las series convencionales.
En teoría cuatro millones de personas no pueden estar equivocadas y el éxito debería de repetirse, pero la lógica no impera en la televisión. Si a la tercera vuelven a arrasar, será cosa de mencionar el fenómeno en los anales de la historia de la tele. Por lo que pudiera pasar, y para ganar tiempo y generar expectación, María Teresa Campos va a entrevistar hoy a la verdadera duquesa en su programa. Si de ahí sacan miga podrán mantener entretenida a la audiencia con el tema un par de semanas. Veremos qué se les ocurre después.
Yo no he visto ninguna de las dos entregas de La duquesa aunque, llegado el momento, supongo que las repetirán. Tampoco pienso verlas entonces. No me termino de enganchar a estas producciones hagiográficas por un problema mío: no consigo separar la parte de ficción de la parte de realidad y al final termino cuestionándolo todo. No me pasa sólo con esta propuesta. Ya he dicho otras veces que las TV Movie no son mi género favorito a no ser que traten un tema distinto al de la biografía de los personajes cañí que tan poco me interesan. Entiendo, eso sí, que si la serie está bien hecha la gente la siga con fruición, como ha sido este caso, pero no es esa mi postura.
Sobre todo creo que Telecinco se ha equivocado en el planteamiento pero están a tiempo de rectificar. Si les saliera bien la jugada creo que supondría un cambio importante en el formato de las TV Movies. Como veis, hay muchas noticias al respecto y es el género de la crisis así que seguro que no será el único experimento que veamos en este sentido, si es que funciona. Lo que yo me pregunto es dónde está la barrera entre rentabilizar al máximo un producto y agotarlo definitivamente. Supongo que el tiempo, que es muy sabio, pondrá todas las cosas en su sitio.
‘No soy como tú’, ni que lo digas
Por lo que parece, Alberto Ammann es el elegido finalmente para encarnar al vampiro de No soy como tú, la TV Movie que preparan Antena 3 y Notro y que ya se promociona como la versión española de Crepúsculo y sucedáneos. Ammann ha pegado el pelotazo este año con Celda 211, va a ser una cara conocida, pero el título de la TV Movie es revelador porque encierra varias verdades como un templo:
- Alberto Ammann no es como Robert Pattinson, que es un adolescente ídolo de masas que recientemente declaró que era alérgico a las vaginas, y se quedó tan ancho (podéis leerlo aquí). Es difícil que Ammann se convierta en un icono de carpetas porque es algo más mayor, ocho años les separan, y este tipo de producciones se alimentan del público adolescente.
- Va a ser difícil que No soy como tú cuente algo que no nos hayan contado ya de una forma u otra, pero lo que parece claro es que no va a ser como Buffy, True Blood o como alguno de los clásicos que se nos vienen a todos a la cabeza. Lo peor es que tampoco va a ser como la saga Crepúsculo por mucho que argumentalmente se empeñen, porque para eso hace falta mucho dinero.
- Según dicen, «esta ficción profundizará en el aspecto más romántico y juvenil de la figura del vampiro, cuya cara más peligrosa quedará dominada por el amor». Sólo puedo decir que no creo que le llegue ni a los talones al Angel que interpretó en su día David Boreanaz.
Y así podría seguir un buen rato, poniendo pegas a una ficción que no me interesa ni de casualidad e intentando obviar el tema más importante: que por mucho que esto pueda parecer una mala copia de otra cosa, creo que la apuesta va a funcionar porque el formato y el género tienen suficiente tirón como para ello.
Las TV Movies y las miniseries están siendo el recurso barato de la crisis y, la verdad, prefiero que se centren en una ficción de medio pelo antes que sigan proliferando las apuestas por el revisionismo hagiográfico de las vidas de la Pantoja, la duquesa de Alba, la reina Sofía o Paquirri, sólo por citar algunos ejemplo. Que vale, que los vampiros adolescentes enamorados no son mi fuerte, pero también hay muchas series que se emiten y que no son de mi agrado, pero las pongo por delante que muchos programas de entretenimiento.
Sólo me queda desearle suerte a Alberto Ammann, que tiene una carrera corta. Espero que proyectos como éste no le quiten las ganas de seguir porque es un actor de los buenos.
‘La última guardia’, cualquier tiempo pasado fue mejor
La nostalgia es mala consejera. Me había propuesta ver La última guardia sin ver nada de Farmacia de guardia pero los de Antena 3 se sacaron de la manga un remember previo que dio al traste con mis intenciones. La serie me gustaba, tenía guardados ciertos sentimientos en los que preponderaba la comedia (ya sabéis que la memoria es selectiva), y en La última guardia me pareció que abundaba la queja, el drama, lo decadente. Hubiese preferido otro tipo de historia, la verdad, con más comedia y menos «cualquier tiempo pasado fue mejor».
Hay ciertas decisiones de La última guardia que no comparto, como el salto de tiburón con Isabel, la hija mayor que en la serie original fue interpretada por Eva Isanta y que en aquel momento estaba casada con Caco Senante. La nueva actriz no me pegaba ni con cola. Tampoco sé por qué apareció la vivienda familiar de Lourditas, ese fantástico adosado que no recuerdo de la serie original. Y que el crápula de Adolfo estuviera en la cárcel me resultó algo facilón, dejando de lado que las escenas de la cárcel eran poco convincentes. Y así podría seguir con la evolución de todos los personajes. Me pareció que en general había demasiadas explicaciones.
No nos engañemos, esto era difícil de hacer por mucho que anduviesen metidos en el ajo el equipo original de la serie. Si hay algo que ha cambiado en este tiempo es el contexto social que, se quiera o no, ha influido en las tramas que nos propusieron. Por otra parte, el ritmo de la película dejó mucho que desear, a mí me llegó a parecer aburrida porque, en el fondo, sabíamos que no nos iba a sorprender. Pasase lo que pasase, se iba a resolver todo en tono optimista, y eso resta mucho interés a la propuesta.
En fin, que ni el tirón nostálgico les sirvió para liderar la noche porque el ¡Mira quién baila! de Telecinco generó la expectación suficiente y demostró su solvencia. Habrá que ver qué se inventan los de Antena 3 para el miércoles que viene porque como no pongan remedio, van a tener otro día muerto en la parrilla, y eso implica perder mucho dinero. En este sentido, La última guardia ha sido un doble fracaso. No sólo no ha funcionado de por sí a pesar de sus datos no hayan sido malos, es que encima no ha conseguido frenar a la competencia. ¡Para adentro, Romerales!
‘El pacto’, chicas de hoy en día
Veremos cuánto aguanta el vídeo, que Telecinco suele borrarlos, pero mientras tanto, las imágenes de arriba son la secuencia final de la primera parte de El pacto, la mini-serie que estrenó anoche Telecinco. En audiencia fue la segunda opción, después de la peli de la La 1, y reunió a casi tres millones y medio de espectadores (18,2% de share), unas buenas cifras para tal y como está el patio.
Ya sabéis que no suelen gustarme este tipo de propuestas y lo que más me gustó de El pacto fue lo que comenté aquí: la ausencia de un famoso y el tratamiento de la moral en un caso como éste, con un embarazo múltiple y pactado. La producción está bien, los diálogos no rechinan y tuvo un buen ritmo. Pese a tener un buen montón de personajes nos situamos enseguida en el panorama y el asunto está tratado con delicadeza, sin frivolizar y sin caer en lo fácil de la criminalización.
El acierto más grande para mí fueron las actrices jóvenes, que se comen con patatas a los adultos. No sé si será porque los adultos tenían el papel más ingrato en la historia, el de no entender nada, entrar en un estado de paranoia y actuar de forma irracional, pero a algunos no me los creí en absoluto. Las chicas, pese a su situación extravagante y a ratos estrafalaria, me resultaron mucho más cuerdas en su locura. En este sentido, creo que no están bien sopesados los antagonismos. De todas formas, la mini-serie es para las jóvenes, así que el hecho de que los adultos no salgan bien parados puede ser un acierto.
La mala de la película lo borda como tal pero no es la primera vez para Marina Salas, que ya tuvo lo suyo en Desaparecida y en Hay alguien ahí. Lo mejor es que está creíble siempre. A ver si tiene suerte y no cae en el encasillamiento. Los papeles de mala son muy agradecidos, o eso dicen los del gremio, pero tener que hacer siempre de loca tiene cierto peligro. En El pacto lo borda también, como viene siendo habitual, y su disloque emocional lleva de cráneo al claustro de profesores (y me atrevo a decir, aún sin haber visto la segunda parte, que a alguno le lleva aún más lejos).
Uno de los problemas de las mini-series, el de dejar para el final el principio del conflicto, en El pacto está bien llevado y la serie no cae en la redundancia del secreto con flashback y cosas así, algo demasiado habitual para mi gusto en producciones de este tipo. La historia tiene un buen desarrollo, abunda en escenarios y no precipita la estupidez de la decisión, que se desencadenará con toda su furia en la segunda entrega.
Como decía antes, son los adultos los que no me gustan: esos profesores tan estereotipados (el director serio, la estirada y el tío bueno); los padres convencionales a más no poder cada uno en su estilo (modernos pero menos, alcohólicos, conservadores, culpables…); los novietes de las niñas (el pobre pescador pero, sobre todo, el notario, cuya evolución es muy rápida y cuando le vi aparecer con el Cola Cao creí que me partía de la risa). No están a la altura de las circunstancias. Como en la vida real, eso es cierto, pero estamos hablando de una serie.
El pacto aguanta porque no da por buena la situación que cuenta. El rebote adolescente que podría haberse materializado en un tatuaje colectivo se lleva más lejos, hasta el embarazo de siete chicas, y a pesar de la locura (está basada en hechos reales), no pierde verosimilitud. Creo que ahí reside el secreto. En estas historias los extremos son los que mandan porque, repito una vez más, esto es televisión. No ha tenido el éxito de Calpalsoro pero Trueba Colomo puede darse con un canto en los dientes. No hay nada en la mini-serie de su registro habitual pero tampoco era necesario. Sin las chicas, esto sería otra historia. Eso sí, no sé si veré la segunda parte. ¿Qué haréis vosotros?
El reciclaje oportunista y fracasado de ‘Fago’
Televisión Española emitió la TV Movie Fago en marzo de 2008, en pleno apogeo del caso y con problemas de veto judicial. En aquel momento, la serie triunfó en los índices de audiencia y el primero de sus episodios (se emitió en tres partes), ganó a la imbatible C.S.I.,. Este sábado, dictada ya la sentencia del juicio real, no el de la ficción, La 1 tuvo a bien reponer la serie en horario de máxima audiencia y el tiro les ha salido por la culata.
Los tres episodios emitidos del tirón tuvieron el sábado una audiencia paupérrima y se suma al descalabro de las últimas semanas que, con excepción del partido de la selección española de fútbol, no hace más que demostrar que a Televisión Española le está costando posicionarse en sábado por la noche. ¿Os acordáis de aquellos días de Noche de fiesta y similares? Pues me temo lo peor.
En cualquier caso, debería asombrarnos los malos datos de Fago, una serie que en su momento lideró tranquilamente y sin despeinarse. Supongo que en Televisión Española no tuvieran en cuenta el índice de obsolescencia que, aplicado a la televisión, podría resumirse en que cualquier producto basado en hechos reales pierde fuelle cuando el hecho real está resuelto. Es una ley no escrita en los medios periodísticos: que la realidad no te estropee una buena noticia.
Pues bien: eso es lo que ha pasado. La realidad le ha estropeado a Televisión Española su TV Movie. Es por este motivo que este tipo de producciones son más baratas que una serie convencional, porque caducan irremisiblemente. Después de semanas viendo en los informativos al verdadero asesino, ya con sentencia judicial mediante, ¿qué interés podría tener para la gente ver la hipótesis de la ficción? Los datos cantan.
Los espectadores somos así. Mientras no hay nada claro nos gusta que nos calienten la oreja con cantos de sirena, con teorías. Es el mecanismo que funciona en los hospitales. Una vez que hay diagnóstico desaparece el tema de conversación. Pongo otro ejemplo: mientras no aparezca la niña inglesa que desapareció en Portugal, las series relacionadas batirán récords de audiencia. En cuanto aparezca el negocio televisivo se irá al garete.
Por suerte el interés morboso de la gente es limitado porque de lo contrario en la programación no habría más que desgracias recicladas, más que ahora. Esperemos que hayan aprendido la lección y que no vuelvan a tropezar con la misma piedra. Cada historia resuelta es una historia menos que funcionar. Suerte tienen de que la justicia vaya a veces tan lenta.








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