Posts filed under ‘Años 80’

Barrio Sésamo está de cumpleaños

El próximo 10 de noviembre Barrio Sésamo cumple cuarenta años de su estreno en Estados Unidos. A Televisión Española llegaron ocho años, en 1976, después pero desde entonces el programa estuvo en antena treinta y siete temporadas y se han emitido 4.135 episodios. Es el programa infantil que más ha durado de la historia de la televisión. En España los personajes se desarrollaron en el contexto de un barrio obrero y yo soy de la época de Espinete, que vivía rodeado de varios personajes la mar de entrañables.

Barrio Sésamo formaba parte de la rutina diaria de mi infancia, de la hora de la merienda, y tuve hasta una cinta con las canciones que, aún hoy, me sé de memoria. En aquellos tiempos descubrir secretos de Barrio Sésamo era tan importante como es hoy descubrir secretos de Perdidos, por ejemplo. Saber que dentro de Espinete había una mujer que se llamaba Chelo Vivares fue un shock. Pero es que Chelo Vivares estaba casada con Chema, el panadero (Juan Ramón Sánchez).

Al principio el programa se emitió en su versión americana dentro de Un globo, dos globos, tres globos pero como no cuajó se decidió hacer la versión española que incluía un cincuenta por ciento de contenidos de la versión americana. Entre 1976 y 1980 la protagonista fue la Gallina Caponata, que era interpretada por Emma Cohen, mujer de Fernando Fernán Gómez. La temporada de Espinete y compañía sólo duró de 1983 a 1986 y en tres años marcó una época.

Aunque las historias de Ana, Chema, Julián, Ruth, Alberto y compañía me gustaban, siempre tuve predilección por lo que aquí llamábamos Teleñecos, los muñecos de trapo o Muppets en el original. Sus contenidos educativos y de entretenimiento me pirraban. Aún hoy uso ciertas frases de aquellas aventuras.

Había un episodio de Epi y Blas en el que, estando los dos acostados (cada uno en su cama, que conste, porque pese a los rumores nunca se confirmó que fueran pareja), en el que Epi despertaba a Blas diciendo eso de «¡Tengo seeeed!», con esa vocecilla susurrante. Sigo usando eso y cada vez que lo digo algo de nostalgia late.

Me habría gustado que Los Nabuconodosorcitos, que vivían en la maceta de Epi y Blas, hubieran tenido más protagonismo. Era genial esa transposición de la vida en sociedad a una maceta. Tenían un mensaje ecológico muy grande y eran una familia muy dialogante.

¿Y quién no ha dicho nunca eso de «es un pájaro…, es un avión…»? Venga va. Pobre Coco y su alter ego de superhéroe desastre. La «G» del traje le venía del nombre en inglés, Grover. Además hizo de sheriff Coco, desempeñó un buen montón de oficios y también hizo de Coco a secas, intentando enseñar las diferencias entre cerca y lejos. Me caía muy pero que muy simpático.

El Conde Draco me parecía que siempre se lo pasaba bien. Me gustaba esa mezcla entre personaje crápula que se enamoraba de las mujeres con intenciones escondidas porque, al fin y al cabo, era un vampiro, y su vertiente de contarlo todo con mucho ritmo.

Y qué mal habrá hecho la rana Gustavo para convertirse en un personaje de Padre de familia. Gustavo nos enseñó la palabra «dicharachero» en su vertiente de periodista y ese adjetivo se le sigue aplicando a reporteros de hoy en día y a personajes que quieren ser periodistas graciosos.

No sé cuándo terminará la influencia de Barrio Sésamo pero mientras los presidentes americanos y sus familias sigan queriendo salir en él, hay barrio para rato.

8 noviembre 2009 at 10:57 17 comentarios

Programas musicales, la tele mató a la estrella de la radio

Qué tiempos aquellos es los que los programas musicales eran, predominantemente, de actuaciones y entrevistas. Ahora el género reality se ha impuesto en todas sus formas posibles y los espacios que hace unos años eran la vanguardia han quedado relegados a un segundo puesto. En Casal Rock (TV3), hemos visto cantar a un grupo de jubilados, en Operación Triunfo y similares se fabrican estrellas, en El coro de la cárcel son los presos los que muestran su realidad a través de la música. Ejemplos diferentes que nos enseñan una televisión que, en lo musical, ha sabido separarse de la oferta radiofónica, cuyos esquemas estaban mucho más presentes al principio, ya fuera en versiones de onda media o de FM. Todo esto sin contar los programas de variedades de los sábados por la noche que, aunque ahora ya no se llevan, se han estado emitiendo hasta hace bien poco.

Escala en hi-fi (1961 – 1967), en Televisión Española. Tengo debilidad por los años 60 y ver a Mochi, el presentador, cantando la sintonía me llena de ternura. En Escala en hi-fi los actores cantaban en play-back los éxitos de la época al tiempo que desarrollaban una historia, como si fuera un videoclip pero sin serlo, porque no se habían inventado aún. Este programa tuvo hasta una película protagonizada por lo más de lo más del momento.

Aplauso (1978 – 1983), en Televisión Española. Llamaban a este programa «vídeo-revista» y desde la discoteca difundían la música comercial de las listas de éxito con estructura de revista en papel. Ahora hacer algo así sería un atraso. ¿Quién compra hoy en día revistas de música? El vídeo de abajo es de su segunda etapa, cuando quisieron conectar con los adolescentes y se trasladaron a la discoteca. Durante sus cinco años de vida lo dirigió José Luis Uribarri, el experto de Eurovisión.

Convivió con propuestas más minoritarias como Popgrama (1979 – 1981), o Musical Express (1978-1983), que empezó su andadura en el circuito catalán de Televisión Española para luego dar el salto a lo nacional.

Sobre el enfrentamiento entre Popgrama (en la segunda cadena) y Aplauso he encontrado este interesante artículo en el que sale a la luz la miseria de dos ofertas totalmente contrapuestas: la mayoritaria en la cadena principal, y la minoritaria pero de más calidad, en la segunda. ¿Os suena de algo? Y eso que entonces sólo había dos cadenas.

Tocata (1983 – 1987), en Televisión Española. Evolución natural de Aplauso pero enfocado a un público joven, con música comercial y gran presencia de artistas anglosajones. La canción melódica empezaba a ceder su sitio a tendencias más modernas. Popularizaron los videoclips, que hasta el momento no tenían presencia en nuestra televisión. Los canciones eran como conciertos, con el público a pie del escenario. Aquí empezó el ahora célebre José Antonio Abellán.

La edad de oro (1983 – 1985), en Televisión Española. Programa de culto asociado a la Movida Madrileña que, basando gran parte de su estructura en la difusión de las modernas tendencias musicales, dedicaba también reportajes a todo tipo de artes. España tenía que salir de la oscuridad de la dictadura y se mostraba a los ciudadanos los avances culturales que estaban por llegar a un país que empezaba a despertarse.

¡Qué noche la de aquel año! (1987), en Televisión Española. Presentado por Miguel Ríos, repasaba las últimas veinticinco décadas en la música. El componente nostálgico saltaba a la palestra y en cada programa, uno por año, artistas de cada momento volvieron al escenario.

Rockopop (1988 – 1992), en Televisión Española. Sucesor de Tocata, introdujo la lista de ventas como contenido. Beatriz Pécker fue la presentadora más emblemática. Había cierta división de opiniones entre cuál era mejor, si Tocata o Rockopop. Teresa Viejo copresentó el espacio.

La quinta marcha (1990 – 1993), en Telecinco. Irrupción de la locura con este programa mucho más cercano a la FM que a la onda media, como había venido haciendo hasta el momento Televisión Española. Reportajes, actuaciones, juegos y música, todo orientado a un público joven. Ahí estaban Penélope Cruz, Jesús Vázquez, o el insoportable Kike Supermix. Antena 3 tuvo su Leña al mono que es de goma por aquel entonces (mirad qué dice Tony Aguilar del programa). De hecho, Telecinco demandó por plagio a Televisión Española, que viendo el éxito de La quinta marcha se sacó de la manga Ponte las pilas (1991 – 1992), en La 2.

Séptimo de caballería (19881997 – 1999), fue presentado por Miguel Bosé y pese al éxito inicial terminó siendo cancelado en su segunda temporada por la poca respuesta de la audiencia. Este programa supuso una vuelta al intimismo, a las entrevistas cercanas, al tratamiento en profundidad, a la música menos comercial y a las actuaciones en directo, después de los derroteros que había tomado el género en otras cadenas. Su sustituto es No disparen al pianista, que se emite actualmente en La 2.

Y esto es todo, amigos. No he incluido propuestas como Del 40 al 1 (Canal +), porque eran radiofórmula pura y dura con un deje publicitario demasiado importante para mi gusto, aunque es innegable que la lista de ventas de los Cuarenta Principales, con canal de televisión propio, ha recogido los destinos y aficiones musicales de muchas generaciones. De hecho, otras emisoras, como Cadena Cien, forman parte activa de Operación Triunfo, y M-80 estuvo en Factor X, para sacar su tajada de la industria.

Empezaba hablando de programas basados en revistas, hemos visto cómo aparecieron el play-back, el vídeoclip, las listas de ventas, y cómo los programas iban dejando de lado al público más adulto para ir centrándose en los jóvenes, que es el punto en el que nos encontramos ahora, pese a que haya propuestas minoritarias. ¿De qué estaremos hablando dentro de diez años? A saber.

18 octubre 2009 at 11:57 16 comentarios

25 años de ‘La bola de cristal’

Qué tendrá esta bola que a todo el mundo le mola. Pocos programas de Televisión Española han ejercido una influencia tan grande en toda una generación y en tan poco tiempo. La bola de cristal duró apenas cuatro años, entre 1984 y 1988, y llegó a acumular cinco millones de espectadores los sábados por la mañana.

El programa fue creado por Lolo Rico y fue hijo de la Transición y de la Movida Madrileña, una respuesta en forma de televisión que plasmó el cambio que estaba viviendo la sociedad española, que salía de una dictadura explotando, experimentando, saboreando la libertad. Era un programa contenedor con secciones propias, música y series.

«Los electroduendes», encabezados por la Bruja Avería, ocupaban la primera sección del programa. Sus inicios tuvieron unos contenidos más inocentes y relacionados con la cultura pero con el tiempo la crítica política ocupó un lugar predominante. Cuando Pilar Miró llegó a la dirección de Televisión Española intentó frenar este discurso y esta censura acabó terminando con el programa, que sería sustituido por Cajón Desastre, presentado por Míriam Díaz Aroca.

En «El librovisor» se repasaba una historia de la mitología clásica o más moderna. El detective Mantequilla (el Piraña de Verano Azul), en principio resolvía casos relacionados con la historia contada pero fue desapareciendo para dejar su sitio al dúo Pedro Reyes y Pablo Carbonell, que hacían lo que les daba la gana en la interpretación de las historias. La sección terminaba con un videoclip.

«La banda magnética» estaba dedicado a la tele y al cine. Se emitieron las series La pandilla, La familia Monster y Embrujada. Después de cada episodio se emitía un monográfico dedicado a una figura del cine.

La última parte del programa tuvo varios títulos. En principio se llamó «La entrevista del patio», en la que Lolo Rico entrevistaba a figuras de la cultura del momento. Esta sección incluía «El noticiario» con Javier Gurruchaga, que terminó haciendo «La cuarta parte». En la última etapa del programa incluyó un concurso de cortometrajes y «El show de Pedro Reyes». Era la parte más heterogénea y en ella siempre había música de la Movida.

A mí el programa me fascinaba por completo pero, sin duda, el que más miedo me daba era Kiko Veneno. Yo viví el programa a la edad adecuada, tenía nueve años cuando empezó, y era absolutamente impactante, sobre todo teniendo en cuenta que yo vivía en una ciudad pequeña y la realidad que nos traía La bola de cristal era como de otro mundo. Los clips educativos eran osados e inteligentes y la vida a través de la bola era un mundo lleno de posibilidades.

Aquí podéis ver íntegro el primer programa y aquí hay un reportaje resumen muy interesante, con declaraciones de Lolo Rico y de Alaska. Qué pena que durase tan poco. Hay mensajes de entonces que aún siguen vigentes.

11 octubre 2009 at 11:18 11 comentarios

‘La huella del crimen’, realidad contra ficción

Interesante propuesta la que plantearon anoche en Televisión Española con el estreno de la tercera etapa de La huella del crimen. Antes del capítulo-película emitieron un reportaje especial titulado Veredicto: solo o en compañía de otros en el que con imágenes de archivo se recuperó la historia de los Marqueses de Urquijo y de Rafi Escobedo, la misma que después sería el tema del episodio de La huella del crimen.

El asesinato de los Marqueses fue en 1980 y de aquello, aunque yo era muy pequeña, recuerdo especialmente la pena que me daba Rafi Escobedo. Emitir un reportaje sobre los hechos antes del episodio de ficción sólo podía significar que estaban muy seguros de que para hacer la película se habían plegado a la realidad de forma laboriosa y concreta, de lo contrario no habrían emitido las dos cosas seguidas. Y vaya si lo hicieron. La propuesta permitió ver y analizar cómo una realidad se convierte en ficción porque para «El crimen de los Marqueses de Urquijo» se buscó reproducir los detalles más relevantes de los iconos del caso.

Se dolía en la realidad Rafi Escobedo de que nadie había querido investigar realmente el asesinato y que él era un cabeza de turco. En la película en cambio pudimos ver a Juanjo Puigcorbé interpretando al Inspector Velasco, que es el que conduce la acción y el que personifica las contradicciones y las carencias de la investigación, empeñándose en implicar al resto de sospechosos pero sin conseguirlo. De su parte de la historia, entiendo que las conversaciones con su mujer explicándole los datos más relevantes del caso, usando para ello hasta un tablero del Cluedo, eran necesarias para tener una columna vertebral, con todos los datos objetivados y contrapuestos, pero se me hizo esa relación un poco inverosímil. De todas formas, era una decisión complicada de tomar y creo que esta era la mejor opción.

Otro punto complicado en esta producción era el reflejar el deterioro de Rafi Escobedo en la cárcel. Desde que lo detienen hasta que se suicida pasaron ocho años, un tiempo en el que Escobedo va sintiéndose más y más deprimido porque se considera marginado y abandonado por la justicia. De hecho, su abogado el célebre Marcos García Montes, que no tiene personaje en la película, declaró a su muerte que el suicidio había sido una «inducción al homicidio». De esta época es relevante la entrevista que Jesús Quintero le hizo a Escobedo para El perro verde días antes de su muerte (podéis ver fragmentos de la entrevista en el reportaje Veredicto que os he enlazado más arriba). Quintero tampoco sale en La huella del crimen pero en su lugar la producción escogió a Rosa María Mateo para encarnar a la entrevistadora, una decisión curiosa pero creo que acertada porque ella lo hace bien y es un rostro conocido por los espectadores y vinculado al rigor informativo (la imagen es de Televisión Española).

rosamariamateo

Dejando a un lado estos detalles de confrontación de la realidad contra la ficción, «El crimen de los Marqueses de Urquijo» recupera la esencia original de La huella del crimen, hasta la cabecera es la misma. El ritmo es correcto. La ambientación, aunque complicada por tratar un asunto de 1980, me resultó muy acertada porque en ningún momento adquiere protagonismo, algo habitual en series que recrean otras épocas. El guión, muy medido, explora de forma acertada los diferentes aspectos de un caso con muchos implicados y nos lleva por todos los puntos de vista de una forma equilibrada. Destaco la importancia de las miradas y de los silencios en el clima de tensión constante. Y la interpretación en general me pareció muy correcta por parte de todos.

En resumen, una propuesta más que aceptable que se topó de bruces con Paquirri, que a la misma hora encontraba la muerte en Telecinco. Dos hechos luctuosos y salió perdiendo La huella del crimen, que tuvo que conformarse con un 13,5% de share (Física o Química aguantó el tirón). Igual en capítulos posteriores, cuando traten temas más actuales, consiguen levantar los datos.

1 octubre 2009 at 09:10 12 comentarios

Las series de acción de los ochenta

El coche fantástico, El Equipo A, Corrupción en Miami, Luz de luna o MacGyver son señas de identidad de una época televisiva. Todas ellas tenían estructuras parecidas, con personajes renegados, escenas de acción, tramas detectivescas y románticas, personajes  de edad que hacían de referencia, mujeres guapas y transmitían la idea de que la justicia se encontraba fuera de los cauces ordinarios de la ley. No fueron una excepción y de aquella época tenemos un buen montón de series que reproducían el esquema con pequeñas variaciones. Os traigo una pequeña muestra que he dividido en dos bloques.

Aparatos maravillosos. 1982 es el año de Michael Knight y a partir de él otros héroes intentaron convertirse en los adalides de la justicia. En 1983 El equipo A introdujo una especie de guerra clandestina en las ficciones y de ahí también bebieron muchos. En 1985 MacGyver surgió como una confluencia de todas, con la tecnología más arcaica pero con un espíritu guerrero renovado. Aquí tenéis unos ejemplos.

Airwolf (1984). Es una mezcla de El coche fantástico y de El equipo A. La serie se llamó en España Lobo del aire, que no era otro que el helicóptero supersónico, y andaban metidos en el ajo la CIA con la Guerra Fría de telón de fondo. Ya sabemos que en los ochenta el clima de la Guerra Fría marcó gran parte de la producción audiovisual. La serie es de Donald Bellisario, uno de los popes de este tipo de series.

El trueno azul (1984). La damnificada por Airwolf. El trueno azul se basó en una película del mismo título pero sólo tiene once episodios porque Airwolf consiguió más audiencia pese a estrenarse después.

Street Hawk (1985). El éxito de El halcón callejero, que sólo cuenta con una temporada, sólo puede deberse a que era una imitación terriblemente mala de El coche fantástico en todos sus aspectos. La moto disparaba unos misiles enormes pero ni por esas.

Acción – seducción, o viceversa. A pesar de que parece que Luz de luna (1985), encabeza un género, la serie en realidad es heredera de otras propuestas anteriores. Detectives seductores, guapos, con relaciones difíciles con sus compañeras. Luz de luna podría ser la mezcla perfecta de las tres series que os comento a continuación. La clave que las diferencia de las anteriores es el componente romántico que las acerca a la audiencia femenina pero a pesar de ello, sigue habiendo acción y peligros al margen de la ley.

Hart y Hart (1979). En la serie, un rico matrimonio se dedica en su tiempo libre a resolver misterios.

Magnum (1980). En Magnum, otra serie de Donald Bellisario, podemos ver los rasgos de David Addison, el protagonista principal de Luz de luna. Mucho sarcasmo, ironía y frialdad, pero sólo en apariencia.

Remington Steele (1982). Aquí está claro, ¿no? La tensión sexual no resuelta entre los protagonistas es la clave. De hecho, ambas series protagonizaron un crossover y los protagonistas de Remington Steele aparecieron en Luz de luna.

La de tortas y explosiones que hemos visto en televisión gracias a estas series. Y no podemos dejar al margen la escala de valores que transmitían, al margen de las propuestas más policiales que también tuvieron mucho éxito. Ya sabéis que en los comentarios podéis insertar los vídeos que os apetezcan y completar así la lista, que seguro que me he dejado muchas en el teclado.

20 septiembre 2009 at 09:49 29 comentarios

Dibujos animados de carne y hueso

El otro día hablé de las Superficial friends, una serie de dibujos con personajes basados en personas reales, o casi (Lindsay Lohan, Paris Hilton, Nicole Ritchie y las gemelas Olsen), y recordé que hay más casos. Series de dibujos nacidas a partir de un fenómeno fan y otras creadas a partir de personajes de películas, todas con la intención de explotar un mercado en el que el personaje de carne y hueso ya estaba posicionado muy positivamente.

Mister T (1983). Y no fue el único musculoso que tuvo serie propia pero lo he escogido a él porque es el que más simpático me caía. En su serie, emitida en España por Antena 3, entrenaba a un grupo de gimnastas al tiempo que corría aventuras y resolvía crímenes y misterios. Otros señores de este corte con serie propia (pinchad en los enlaces para ver los vídeos, que si los pongo aquí la entrada no se acaba nunca) : Chuck Norris, Rambo o Hulk Hogan y sus compañeros del wrestling.

Cantinflas Show (1988). Esta serie la ideó el propio Cantinflas en los setenta y la caricatura la creó José Luis Moro, el creador de La familia Telerín, pero la serie se terminó produciendo en los ochenta en la factoría de Hanna Barbera. Es una serie de corte educativo que contenía una moraleja. A mí este Cantinflas me caía fatal.

Cazafantasmas (1986). De una película mítica, una serie mítica. Tuvo dos versiones, Los verdaderos cazafantasmas que es la primera y Cazafantasmas al extremo (1996), además de una versión manga. La serie animada tiene poco que ver con la peli y de hecho hubo disputas por el copyright entre Filmation y Columbia. La serie animada cuenta con Pegajoso, el fantasma verde, como uno de los protagonistas. Otros personajes y películas con serie animadas fueron James Bond en su versión adolescente, Regreso al futuro, Teen Wolf, Ace Ventura, Punky Brewster, La máscara o Los Ewoks.

Bitelchús (1989). Merece mención aparte por su trascendencia y por su género apartado de lo convencional. Entre comedia y terror, características esenciales de todo lo que hace Tim Burton. Creó la serie a partir del funesto personaje de la película que lleva su nombre. Su sentido del humor irreverente convirtió esta serie en objeto de culto. Ya sabéis, no digáis su nombre tres veces a no ser que necesitéis os exorcice.

New kids on the block (1990). Guapos como ellos solos su éxito les hizo merecedores de su propia serie de dibujos. Vivían aventuras y nos mostraban a las fans, entre las que me incluyo, su supuesta faceta humana. Madre mía, uno de los primeros CD que tuve fue el suyo: ¡¡Step by step!! La adolescencia es una época muy loca.

Y así podría seguir hasta el infinito, pero no es plan. Ya sabéis que en los comentarios podéis dejar vuestras aportaciones. Este mundo de las series animadas basadas en personajes reales o del cine parece no tener fin.

30 agosto 2009 at 11:04 21 comentarios

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Teleadicta sin remedio

"La tele que me parió" es un blog sobre televisión, sobre cómo la vemos y sobre cómo la hacen. Sólo es televisión pero me gusta y aquí encontrarás una entrada diaria de mis delirios catódicos de espectadora irredenta.

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