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Cuatro, Telecinco y la fusión
No envidio nada el papelón diario de los trabajadores de Cuatro. He pasado situaciones parecidas con cambios de jefes que cambiaban la dinámica del trabajo y, salvando las distancias, sé que lo peor de todo es la opacidad de estos cambios y la falta de información, situación que desata los rumores que minan la moral de cualquiera.
En esas están en Cuatro, sufriendo un desgaste innecesario por una fusión que ha sido finalmente confirmada y respaldada por los organismos competentes. Como dice Concha García Campoy en el vídeo de arriba, todos esperan (esperamos), que Mediaset (Telecinco), mantenga una línea diferenciada de Cuatro y que conserve la esencia del canal y su marca porque después de estos años en antena ha conseguido fidelizar a una parte de la audiencia. Quizá el mayor peligro en este sentido es que esa parte de la audiencia fidelizada no sea suficiente para Mediaset y, desde este punto de vista, los cambios se hacen imperiosos.
En este artículo resumen muy bien el nerviosismo que hay en Cuatro y apuestan porque el modelo ha terminado. Desde el fin del control de los informativos hasta el despido de la mitad de la plantilla, todo puede suceder. Se dice que se están acondicionando instalaciones en Fuencarral, sede de Telecinco, y aunque finalmente tendrán que gestionar la publicidad de manera separada, todo apunta a que hecha la ley, hecha la trampa, y de alguna manera conseguirán superar este escollo. No olvidemos que el fin último de una cadena privada es gestionar de la mejor manera posible la publicidad y sacarle el máximo rendimiento.
Pese a que aparentemente la parrilla de Cuatro no se alterará sensiblemente sí que se dice que Cuatro tendrá que dar cabida a más realities. ¿Más? Sí, desde luego, y este otro artículo es la prueba: pijos viviendo en condiciones humildes, las tribus viviendo en España, una aventura en Brasil, un Callejeros que seguirá a famosos o el programa de Samantha Villar con «celebrities». Sumando, claro, los realities existentes como el de Supernanny, Malas pulgas, Fama, Pekín Express y demás. El mérito de todos estos espacios está, desde mi punto de vista, en que los hacen consiguiendo no parecerse a Telecinco, aprovechando esa imagen de marca que para mí no tiene credibilidad alguna pero que les funciona en audiencias.
El objetivo es claro: separarse de laSexta y esquilmar a Antena 3. Cuatro no ha conseguido por sí sola separarse de laSexta, la distancia entre ambas es mínima y ninguna de las dos sigue sin poder entrar en la primera división de la lucha por las audiencias. Es de suponer que la contribución de Telecinco servirá para hacer mayor esa distancia y para quitarle espectadores a Antena 3 que, todo sea dicho de paso, tiene un perfil de espectadores muy diferente al de sus competidores.
Aún no sabemos cómo se materializará esta estrategia en las cadenas de TDT pero tendrá que notarse. Telecinco, como grupo de cadenas, está a la sombra del resto, por mucho que su autobombo sea muy optimista. Antena 3 y laSexta, por su parte, tendrán que ponerse de acuerdo y fusionarse si no quieren ser las víctimas propiciatorias del asunto. Ellos hablan de que la suya sería una fusión defensiva para salvarse del acoso de Mediaset pero, no nos engañemos, si no hubiese posibilidades de beneficio económico ni se lo plantearían.
Como veis, las reuniones de pastores están a la orden del día. Espero que las ovejas muertas sean las menos posibles.
‘España pregunta, Belén responde’, un mal show con consecuencias
Tres han sido las malas noticias para el show recurrente de Telecinco con Belén Esteban y ya era hora de que la cosa empezara a dar muestras de debilidad. No tengo nada en contra de la interfecta pero ya cansa escuchar siempre lo mismo, las mismas historias. El rollo de Belén Esteban que se promueve desde Telecinco es como el familiar plasta que siempre te cuenta lo mismo. Da igual que lo veas todos los días, la cantinela es siempre calcada. Al final, terminamos rehuyendo a este familiar porque tanta desgracia relatada una y otra vez se hace indigesta, soporífera e incluso increíble. Pero al lío:
- Declaró anoche Belén Esteban que tiene en mente apartarse pronto de la televisión. ¿Será verdad? Parte del éxito de esta mujer radica en esa falacia tan vista últimamente de «decir siempre la verdad». Es algo que se repite mucho en la tele, sobre todo en los realities. Para mí es una mentira pero por lo visto esa actitud vende. ¿Cuántas veces se repite eso de «yo voy siempre de cara»? Eso es imposible, queridos, porque supondría un ejercicio tan agresivo que fundiría cualquier atisbo de popularidad, pero la gente comulga con la idea. A pesar de esto, si ése es el rol de la Esteban, tendrá que cumplirlo hasta sus últimas consecuencias. Crucemos los dedos.
- Los hispanos (lusitanos, íberos y demás familia), y sus pugnas con los romanos de Hispania doblegaron al show de Telecinco. Las audiencias hablan por sí solas: Hispania (25.8% de share y 4.793.000 espectadores); y España pregunta, Belén responde (15.2% de share y 2.959.000 espectadores). El dato de Telecinco no es malo, claro que no, pero ha sido precisamente esta cadena la que ha intentado por todos los medios hundir en el fango a los irreductibles hispanos y los resultados saltan a la vista. Ni Belén Esteban puede con Hispania, el éxito de la temporada en lo que a ficción nacional se refiere, y en Telecinco tendrán que asumir su derrota. De nada sirvió que alargasen más de lo previsto el show de anoche y tres hurras por Hospital Central, cuyo estreno de temporada fue recluido por la cadena en el late night y terminó liderando su franja. Alguien en Telecinco debería repasar los datos de audiencia y apuntarse las tendencias de los espectadores. La cadena no da pie con bola y los índices indican claramente qué se está haciendo mal. A ver si aprenden la lección.
- Y para terminar, pero no menos importante, Televisión Española avisó a Telecinco de que es la cadena pública la que tiene los derechos del formato Tengo una pregunta para usted y que no se podía imitar. Obviamente, después de lo visto anoche Telecinco se tomó a guasa el aviso, quizá esperando que los datos de audiencia fueran un consuelo, pero como no ha sido así ahora tendrán que lidiar con dos frentes, las audiencias y este aviso que espero que se materialice en algo más serio que una amenaza. No por nada, sino porque ya está bien de que aquí todo el mundo haga lo que le parece y no hayan consecuencias realmente punitivas, empezando por la contraprogramación y terminando en esto.
Telecinco estará a estas horas intentando dilucidar cómo renovar a Belén Esteban para que no pierda fuelle porque está claro que su sola presencia ya no es garantía de nada y hay que dotarla de más contenido. He leído que gente opina con guasa que terminará en Gran Hermano. Yo creo que la opción con más posibilidades es que le den un papel en una serie. ¿Extraño? Claro, rarísimo. Pero si ella quiere de verdad dejar la tele y Telecinco quiere seguir explotando su imagen, meterla en ficción sería el paso natural. Y ojo, con ficción en el sentido amplio podríamos incluir desde una serie hasta ser jurado de OT. Ahí lo dejo.
Mineros: un triste reality
Que la tele siempre arrima el ascua a su sardina no es una novedad. Que se use la tele para mandar un mensaje parcial e interesado, tampoco. No me extraña el tono que está adquiriendo el rescate de los mineros chilenos pero sí que lamento, y mucho, que se use para tapar la realidad más obvia y explotando la pobreza de estos trabajadores y sus familias. Ojalá no le pase nada a ninguno de ellos pero me juego el cuello a que más de un alto ejecutivo pagaría por tener una muerte en directo (mirad la última captura de esta entrada de J.R. Mora). La tragedia del 11-s les pilló por sorpresa y no supieron reaccionar a tiempo pero en el caso de los mineros chilenos nada va a escapar a la mirada de los millones de espectadores que, otra vez de forma global, asisten al rescate en directo.
La televisión llega tan lejos que hasta la prensa ha montado especiales que se asemejan a cualquier reality. Esta captura que os propongo sirve de ejemplo. Ahí tenemos la crónica en directo, los rostros de los mineros en un panel como el que usan los de Gran Hermano, por ejemplo, la ventana con retransmisión en streaming, la noticias de Eskup que se asemejan a los mensajes que manda la gente a los programas vía móvil…,. Saben los de la prensa que en esto la tele les tiene la partida ganada y su mejor baza es imitar como puedan el formato del reality para perder los menos puntos posibles. Un formato que, queramos o no, es conocido por todos y cuyas formas de comunicación no son extrañas para los espectadores / lectores.

Tanta preocupación en las formas oculta el fondo, un fondo más oscuro que la propia mina. Un fondo que habla de precariedad laboral extrema, de mineros rescatados que se van directamente al paro, del Gobierno de Chile intentando sacar rédito político de una hazaña que no es más que la resolución de una situación que habían provocado ellos mismos. David Bollero lo explica mejor que yo. La tele, claro está, vende ilusiones, de manera que creo que no podemos esperar que nos cuenten cómo les irá la vida a estos trabajadores. Pasados unos días desaparecerán del panorama y ya nadie se preguntará que ha sido de ellos. Esto siempre pasa en la tele, la noticia es tan inmediata como efímera. Empiezo a pensar que eso es más intencionado de lo que nos quieren hacer creer. ¿Por qué perdura tanto Belén Esteban y otras cosas se diluyen a la mínima? El dinero, claro, el negocio. Qué triste.
Se hará una TV Movie o una miniserie, claro, y la harán unos españoles. El guión está escribiéndose en estos momentos y tienen treinta y tres historias para elegir, material de sobra para articular el drama necesario. Uno de los mineros tenía una doble vida con dos esposas que se conocieron a las puertas de la mina. Cuando él salga habrá que ver a quién abraza primero. Esa será la noticia. Me resulta duro pensar que las únicas posibilidades de cambio estén en manos de los mineros, que en ellos recae la responsabilidad de cambiar la historia y de hablar claro sobre sus condiciones de trabajo y el papel del Gobierno del país en esas condiciones. Es injusto que ellos, que son las víctimas, y a pesar de que tengan un perfil claro de lucha y reivindicación, sean la única esperanza para sí mismos. Ésta es la historia que a mí me gustaría conocer. Ojalá alguien nos la cuente.
Programaciones enfrentadas, pelea de barro
Apenas llevamos un mes de temporada y las cadenas ya se han puesto el uniforme de pelea. Objetivo: fastidiar la emisión del oponente. Lo conseguido: despistar al espectador. Hay casos y casos, es cierto, pero me da cierta vergüenza ajena ver determinados movimientos. Cierto es que no soy programadora, no me cansaré de repetirlo, pero sí que soy espectadora. Los cambios de los que voy a hablar no afectan a mi parrilla personal, una parrilla que a estas alturas ya tengo muy clara, pero afectan a las parrillas de otros muchos, la gran mayoría a juzgar por lo que dicen las encuestas.
En primer lugar, El internado, esa serie de Antena 3 que no he visto nunca, apenas algunos minutos desparramados en zapping, pero que por todos es sabido que tiene tirón adolescente, un tirón que ya quisieran muchos para sus espacios. Me hace gracia el componente erótico de la serie pero no puedo hablar, en mis años mozos fui de la religión de Sensación de vivir. En cualquier caso El internado se acaba y ese capítulo final que terminará de desentrañar las tramas (misterios, muertes, nazis…, tienen de todo), se emitirá en miércoles en lugar de martes, para ver si consiguen hacerle sombra a Tierra de lobos. No es la primera vez que Antena 3 intenta algo así. De hecho, a principio de temporada hicieron algo parecido con Física o Química y les salió el tiro por la culata. Ellos sabrán pero a mí me parece desperdiciar espectadores cambiando el día de emisión del capítulo final de una serie. «Cosas veredes…».
Luego tenemos a Telecinco, que después de dar campanadas con Belén Esteban han plantado para el próximo jueves una especie de gala-debate con antiguos concursantes de Gran Hermano para dar la bienvenida a la nueva edición, que empezará en domingo y se emitirá los jueves de manera regular. Lo llevan crudo porque anoche Águila Roja hizo más de un treinta por ciento de share y eso hace temblar hasta los cojines del confesionario. ¿No tenían otra cosa para rellenar este jueves tonto que se les ha quedado suelto? Quizá sí, pero es mejor montar un debate remember, mucho más barato, que tirar la posibilidad de interesar a los espectadores con una película, por ejemplo. Hay batallas que se saben perdidas de antemano y ante eso una retirada a tiempo es una victoria, no falla.
Lo mejor de todo es que estas propuestas, a una semana vista, son tan sólidas como una figurita de barro en la puerta de un colegio. Hasta el último momento podemos esperar cualquier cambio porque la contraprogramación no quita puntos, apenas unos euros ridículos de multa, y no me creo que las cadenas dejen sus cartas a la vista con tanta antelación, esperando que el enemigo dé sus pasos. Eso sí, se nota que el share es una obsesión. Y no sólo el propio, también el ajeno. Y no sólo el de la cadena principal, también el del grupo. No sé si en las universidades ya se forman especialistas en la fragmentación de las audiencias pero son muy necesarios para evitarnos chapuzas de este tipo.
‘Frank de la jungla’, perdida por la primera impresión
No puedo decir mucho de Frank de la jungla (Cuatro), sólo que lo vi cinco minutos y me provocó tal rechazo que opté por ver unos episodios que tenía grabados de Cinco hermanos. Desde que hice la huelga y gracias a vuestros consejos ya no me martirizo ni me sacrifico por el blog. El blog pierde y yo gano. O perdemos los dos, o ganamos los dos, a saber. El caso es que quería conocer vuestra opinión respecto al programa.
Por lo que he leído no vi nada de lo verdaderamente impactante, ni la cueva llena de porquería ni el ataque del cocodrilo. Tampoco asistí a la explosión de carácter de Frank ni a sus retahílas de insultos. En los pocos minutos que vi Frank se jactaba de ser un flautista de Hamelin, se reía de la comida que le daban y se comportaba como un aventurero del siglo XIX, tipo misionero. Para mí fue más que suficiente. Tengo especial rechazo por esas actitudes etnocéntricas. De hecho, me acordé del episodio de la temporada pasada de Pekín Express en el que unos concursantes le pagaban de menos a un taxista y se reían de él. Aquello también me tocó bastante las narices.
Respecto al formato, y pese a haber visto pocos minutos, me di cuenta de cómo la voz del reportero estaba constantemente presente y de cómo se hacía también protagonista al cámara, al que le cantaron el cumpleaños feliz. Me resultó una mezcla indigesta entre el reporterismo con ansias de protagonismo típico de la productora (Molinos de papel), y los realities con protagonistas chalados que hacen de su capa un sayo y que convierten su personalidad en gancho, poniendo en primer término lo más irreverente. Todo me pareció una función. De hecho, Frank se consagró a sí mismo como un muy buen actor diciendo que era capaz de fingir que aquella comida asquerosa estaba buena.
Leo que Álvaro, que sí vio el programa, ha tenido una percepción parecida a la mía pero la explica con fundamento y con argumentos. Lo mío sólo es una primera impresión, seguramente equivocada y orientada por mis prejuicios. También comparto con él la idea de que el programa tendrá éxito y me he acordado del presentador de Malas pulgas, otro programa adaptado con un protagonista no demasiado amable. Parece que estos caracteres asalvajados van ganando puntos frente a otros perfiles más serenos, o eso les gustaría. Yo sigo prefiriendo el toque zen de César Millán, por citar algún ejemplo.
A pesar de esto, estoy dispuesta a ver el programa la semana que viene si me decís que merece la pena, no se me caen los anillos por rectificar. Me dolerá dejar de ver al Follonero que, por cierto, no tuvo a Chuck Norris sino a un doble, pero a veces hay que hacer este tipo de cosas. De hecho, si me lo recomendáis estoy dispuesta a ver Frank de la jungla en PlayCuatro. Estoy en vuestras sabias manos.
‘El Marco’, programa de culto
Atención, a todos los que gustéis de ver programas que pasaron a la historia en breve os recomiendo sintonizar esta noche Antena 3. Me juego el cuello a que esta segunda emisión de El Marco será la última. Es algo que nos sospecho yo sola, me lo han dicho otros también, y desde Antena 3 se han esforzado en que así sea porque se les ha ocurrido cambiar el día de emisión (de miércoles a jueves), y programarlo contra el regreso de Águila Roja (La 1), y el pseudo documental de Belén Esteban (Telecinco). ¿No teníais planes para esta noche? Pues lo más recomendable va a ser salir de casa y no someterse a semejante tortura.
Quizá pueda respirar en la TDT pero con El Marco han montado un show que tendría que tener alas en Internet y si se emitiese en algún canal temático de la cadena no tendría demasiado bombo, no tanto como el que necesita. Desde Antena 3 intentan promocionar el espacio y se chocan con la cruda realidad: que el público de las distintas franjas no es público objetivo del reality así que se pueden hinchar a hacer anuncios si quieren, que caerán en saco roto. ¿Los espectadores de 3D o de DEC hacen uso de Internet y van a enchufarse a ver cuadraditos en una web? Lo dudo. Los chavales que ven Física o Química tampoco porque no hay en El marco nadie que responda a sus intereses.
El formato es bueno, creo yo, pero el casting es espantoso. Algo que no han aprendido aún en Antena 3: aunque sean una cadena generalista, no pueden hacer un casting generalista. Esto no es como Pekín Express, que se trata de ver la aventura desde perfiles muy distintos. Aquí de lo que se trataría sería de ver a los mismos perfiles reaccionando ante la misma cosas para establecer contrastes y favoritos. Vamos, lo que hacen en Gran Hermano. Y qué perfiles, señor, qué perfiles. ¿Alguien podría decir que los concursantes de Gran Hermano son diferentes entre sí? En apariencia es posible pero rascando un poco se ve que comparten las líneas que hacen que el programa se anime: competitividad, carácter explosivo…, ya sabéis, eso que nos enseñan a todas horas en Telecinco cuando el reality está en marcha.
En fin, que esta noche El Marco puede vivir su última emisión y no podrán culpar al formato, sino a la mala gestión que han hecho de él desde todos los puntos de vista posibles. Como alternativa recomiendo Con la muerte en los talones en La 2, un clásico de Hitchcock que nunca está de más repasar, y sin anuncios. Cualquier sugerencia será bienvenida.








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