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’21 días’, el giro de la novedad
El 1 de octubre vuelve 21 días con la nueva reportera, Adela Úcar, y he estado viendo en la web del programa los avances de tres de los próximos programas: «21 días en el vertedero», «21 días viviendo con musulmanes» y «21 días bebiendo alcohol». Ha sido extraño porque ver los tres avances seguidos, uno detrás de otro, permite notar los diferentes matices de cada reportaje: el primero es muy duro, el segundo parece muy crítico y en el tercero no he podido evitar notar cierta frivolidad. Repasando los reportajes que hizo Samanta Villar podemos determinar el patrón del programa, que da una de cal y otra de arena. Estas variaciones son las que hicieron que en su momento el programa no me gustase al cien por cien, sólo algunas de las historias que se contaron.
A primera vista Adela Úcar parece una persona más cercana, más empática y más espontánea que Samanta Villar, o al menos eso es lo que demuestra en esos vídeos. No digo que sea ni bueno ni malo, pero sí que es distinto. Samanta Villar tendía más a la indignación y parece que Adela Úcar se va a dejar llevar más por otro tipo de emociones. A veces resulta racional, otras profundamente sentimental. En general, el personaje parece más variable en función de los espacios, como si se adaptase de otra manera al conjunto de realidades en las que se intenta involucrar.
Me ha llamado mucho la atención que en los dos primeros avances Adela Úcar confiesa la dificultad de ponerse en la piel de esas personas con las que está, desmontando un poco ese tagline de «no es lo mismo contarlo que vivirlo». Me ha sorprendido esta franqueza con la que abordar los temas pero, viendo los avances completos, da la sensación de que Adela Úcar va a ser más directa en los reportajes y que no va a pasar por alto los puntos de vista mayoritarios. Al contrario, los va a utilizar, y hasta parece que más de lo que en su momento los utilizó Samanta Villar, que en eso siempre me pareció menos directa y más comedida.
Así, en líneas generales parece que el programa no va a cambiar mucho: la forma es la misma, el mensaje basado en las opiniones mayoritarias también, quizá cambie la manera de personalizar los acontecimientos. No obstante, un cambio de cara es más que suficiente para darle un nuevo aire. Samanta Villar tenía muchos seguidores, tantos como detractores. Me da la impresión de que Adela Úcar caerá un poco mejor en líneas generales aunque termine haciendo lo mismo que su predecesora. Yo espero poder salvar algunos reportajes como me pasó en el caso de Samanta Villar. El resto es cosa de la audiencia.
’21 días’: Adela Úcar se presenta en sociedad
Adela Úcar, la nueva reportera de 21 días, se presentó anoche en sociedad, literalmente, plantada en un «photocall» y de punta en blanco. A Samanta Villar, en su despedida, le tocó jugar el papel de mala y dedicarse a correr cual paparazzi a la caza de famosos. No creo que sea casualidad, en la tele pocas cosas lo son, y me parece una buena idea que le dejasen a la nueva la parte amable para congraciarla con la audiencia de buenas a primeras.
Como ya sabréis, nunca me ha gustado el papel que ha representado Samanta Villar, nunca he terminado de creérmelo, y en ese sentido creo que Adela Úcar tiene más puntos. Me pareció más natural, más espontánea y menos seca. Habrá que verla, claro, en condiciones de extrema dureza porque, aunque por su trayectoria profesional esté más que acostumbrada a eso, no hay que perder de vista que tiene que mantener el papel idóneo en cada entrega del programa. Por ahora, en el programa de anoche de los famosos, demostró sentido del humor, simpatía y sentido crítico a la vez. Nunca tuve la sensación de que se pasaba de lista o de que juzgaba a los protagonistas del programa con dureza y es precisamente ese cambio de estilo el que puede mantenerla en el programa más allá de la sombra de Samanta Villar.
Éste es el ejemplo perfecto para comprobar si lo que funcionaba de 21 días era el formato en sí o el tirón de la reportera presentadora. Yo creo que han sido listos y han mantenido el formato tal cual para no marear a los espectadores con demasiados cambios. Las diferencias entre reporteras son evidentes pero no lo suficiente como para producir rechazo en la audiencia. El cambio es sutil y digerible, incluso agradable diría yo. Así que si esta segunda etapa de 21 días no funciona habrá que buscar las causas más allá de lo evidente. No creo que pase y a estas horas aún no se han publicado las audiencias por lo que esto es hablar a ciegas, pero creo que el cambio puede refrescar el formato y beneficiarse de los nuevos aires que trae Adela Úcar. Su mejor baza, ser ella misma y no imitar a Samanta Villar. No por nada personal; sólo lo digo porque los espectadores suelen sentir rechazo ante las imitaciones forzadas. Según lo visto en el programa de ayer, Adela Úcar va por el buen camino.
El programa en sí de anoche para mí no tuvo demasiado interés pero entiendo que el tema del corazón, sus entresijos, interesa a muchos espectadores y por eso su elección me pareció acertada. Creo que resultó algo superficial en el sentido de que dejaron sin tocar las medias tintas, los montajes, las fotos en los cajones, el juego de los famosos con la prensa…, pero es que no era ese el objetivo y lo comprendo. El objetivo era situar a Adela Úcar en el punto de mira de los espectadores y eso lo consiguieron. Pedirles un reportaje de investigación puro y duro sobre el tema sería pedir demasiado en una entrega de transición. Veremos si en posteriores programas vuelven las implicaciones más duras en los temas.
Y por cierto, anoche se estrenó en Antena 3 Operación Momotombo, un reality con ni-nis metidos a cooperantes en el extranjero y tutelados por Julio Salinas. No lo vi ni haciendo zapping y no les deseo la mejor de las suertes porque no me gusta el planteamiento, pero si alguien vio algo agradecería una reseña en los comentarios. A mí es que el médico me ha dicho que tengo que cuidar mi equilibrio televisivo si no quiero terminar más quemada que la moto de hippie.
El último show de Samanta Villar
Bueno, en realidad es el penúltimo show porque al terminar el reportaje anunció que la próxima entrega de 21 días sería con famosos y ella acompañaría a la nueva reportera, así que el 21 días buscando a Samanta de anoche fue, digamos, el final de la novela y, aunque aún falte el epílogo, marcó un escueto 4,6% de share, algo impropio de este espacio, y convirtió la despedida en agridulce.
La intención del programa era buena. Un formato que se ha caracterizado por personalizarse en la reportera era lógico que buscase despedirla dedicándole un programa íntegro, pero creo que se equivocaron de enfoque, de horario, o de las dos cosas. No creo que el prime time nacional esté preparado para las terapias naturistas o, como dicen en la descripción de la promo, para las experiencias místicas. Cuesta ver el misticismo en un grupo de gente en pelotas, para qué nos vamos a engañar. Sumémosle el hecho de que todos sabíamos de que Samanta no iba a enseñar teta porque en esto fueron bastante más precavidos que cuando promocionaron 21 días en el porno, así que no voy a negar que, aunque por un lado pensé que el asunto generaría más interés, también me temía que pudiera pasarles esto, que se topasen con cierta mojigatería, con la peli de La 1, con las series de Antena 3 y de Telecinco y hasta con El mentalista de laSexta, que hizo mejores datos que ella. Por algo dicen que una retirada a tiempo es una victoria.
Podrían haber emitido el programa a otra hora, un poco más tarde, para no toparse con niños delante de la tele a los que sus padres quisieran ahorrarles el espectáculo. También podrían haber buscado otro tema para difundir el renacimiento de Samanta porque, repito, aún no estamos preparados para la comunión con la tierra y la imagen que se transmitió de esta forma de vivir, aunque muy digna y tratadda con delicadeza, no dejó de ser una anécdota para reforzar el protagonismo de la reportera.
Yo habría optado por otra fórmula más al estilo de Volver con…, si de lo que se trataba era de explicar de alguna manera por qué Samanta deja el programa. Algo más personal, aunque fuese inventado. Quizá un repaso a la profesión de periodista, por ejemplo, para que se hablase de ella y del formato. Quizá así habría tenido algo más de interés para el público de Cuatro que puede que sea demasiado joven como para dejarse iluminar por terapias alternativas.
En cualquier caso, aunque la despedida haya sido triste en cuanto a datos y a pesar de que a mí nunca me ha gustado el papel que representa Samanta Villar, hay que reconocer que se ha ganado un puesto en la historia de la tele encarnando al espectador medio en un formato audaz que ha generado expectación y por lo general ha gustado. Si yo tuviera que elegir una de las entregas me quedaría con 21 días trabajando en el mar porque ese reportaje es el que más se acercó a mi gusto por el documental, había poca cabida a la improvisación y se dio verdadera voz a los protagonistas de la historia. En cualquier caso, le deseo a Samanta Villar la mejor de las suertes y quedo a la expectativa de ver cómo será la nueva reportera que, todo sea dicho, no lo va a tener fácil para superar la imagen de su predecesora.
Samanta Villar deja ’21 días’
Samanta Villar ha anunciado que deja 21 días y que está preparando un programa de reportajes semanal para Cuatro. En la productora de 21 días, Boca a Boca, parece que ya buscan sustituta. El perfil: periodista titulada de entre veinticinco y treinta y cinco años con ganas de vivir los reportajes. En principio, el compromiso de Samanta Villar con el formato era de un año pero se ha alargado un poco más y aún quedan reportajes por emitir.
Ya sabéis que no soy seguidora de este programa, lo he dicho otras veces, pero creo que en Cuatro estarán tirándose de los pelos porque Samanta Villar ha conseguido que el formato lleve su cara y encontrarle una sustituta (o sustituto), que funcione va a ser difícil. Muchos formatos se han ido al garete con el cambio de presentador y, en este caso, la identificación de las historias con la personalidad del personaje es tan fuerte que creo que la audiencia puede resentirse con el cambio.
Imagino que desde el programa esto ya se tendrá en cuenta y serán conscientes de que tienen que darle una vuelta de tuerca al asunto para reenganchar a los fans de Samanta. Yo creo que sería un error tratar de seguir adelante con un perfil parecido al suyo pero, claro, corren el riego de que sea más importante la presentadora que el contenido. Por otro lado, lo quisieran o no, eso es lo que han conseguido con este formato hasta ahora. Desde mi punto de vista, la mayoría de las veces han sido más importantes siempre las reacciones de Samanta Villar que las experiencias vividas por ella o por la gente a la que acompañaba en los reportajes.
Habrá que ver en qué consiste el programa semanal que están preparando porque sobre eso no hay demasiada información. Supongo que, como hasta ahora, tratará temas de actualidad social a través del filtro personal, que es lo que le ha funcionado a Cuatro con 21 días. A mí me gustaría ver un programa de corte más informativo y documentalista pero tampoco me engaño. Programas así en el prime time no los ve ni el tato. Será cuestión de esperar.
21 días desmontando el porno
Supongo que el reportaje de anoche de 21 días en la industria del porno habrá decepcionado a mucha gente porque, como ya dijimos, ni Samanta Villar hizo una escena porno, ni la cantidad de imágenes porno que se vieron fueron para tanto, ni nada de nada. Se veían cosas, sí, pero diseccionadas como con bisturí. El reportaje de anoche fue como desvelar en qué consisten los trucos de magia.
Yo tengo sensaciones contradictorias porque, como me pasa casi siempre con este programa, me satura el formato en sí. Los contenidos no, que me parecieron muy interesantes. Los testimonios obtenidos estuvieron muy bien tratados aunque creo que llegaron demasiado lejos con la chica que tenía un hijo. Vale que ella decidió salir pero por lo que decía saltaba a la vista que no era demasiado consciente del impacto social de estos reportajes y no sé yo si el menor va a salir indemne de todo esto. El resto de historias fueron muy humanas y, por lo menos para mí, educativas.
Lo que no me gustó fue, como siempre, lo que representa el personaje de Samanta Villar. Es algo así como la voz del pueblo, que se supone que pregunta, piensa y actúa como el grueso de los espectadores y yo no me siento para nada identificada. ¿Un butanero en una peli porno? Vamos, hombre, que ese es un mito de los sesenta. Me molestó especialmente un comentario: cuando estaba repasando la receta para su película dijo algo así como «estudiar una carrera para esto», comentario que me pareció que de alguna manera degradaba a las personas con las que había estado hablando hasta el momento. No recuerdo que le preguntase a nadie por sus estudios ni nada parecido. ¿Tan indigno y raro le parecía lo que estaba a punto de hacer? Y eso que se supone que empatiza con las personas con las que trata. En fin, que seguramente me lo tome demasiado a pecho.
A estas horas aún no se han publicado los índices de audiencia pero no creo que les haya ido mal porque la expectación creada fue grande, aunque sería interesante ver la curva de evolución de los datos, una información de la que no dispongo, para ver si el reportaje mantuvo el interés hasta el final o si, viendo cómo iba la cosa, la gente decidió cambiar de cadena.
Samanta Villar terminó el reportaje bromeando sobre la posibilidad de protagonizar una escena y durante todo el programa el tema estuvo latente y presente, conscientes como eran de que el interés estaba ahí. Es una pena. Si no fuese un formato tan centrado en una persona el contenido del reportaje, muy interesante para mí, pasaría menos desapercibido pero me da la sensación de que hasta ellos asumieron desde el principio que los miedos, las preocupaciones y las dificultades de las personas que hacen porno eran lo de menos. Lo importante siempre es Samanta Villar, justo lo que menos me interesa.
Estrenos de hoy: hagan juego
Aunque Cuatro es la cadena que más se la juega hoy, no es la única. Estamos a finales de enero y algunas parrillas siguen sin mostrar la estabilidad necesaria como para fidelizar al espectador, ese bicho raro que pide que se emitan los programas de una forma regular y siempre a su hora. Si es que se nos ocurren unas cosas…,.
Además del 21 días de Samanta Villar, que llegará a las once y media de la noche, la tarde de Cuatro muestra signos inequívocos de falta de lucidez. Desde las tres y media hasta las cinco y veinte de la tarde, según su web, Cuatro emitirá dos episodios de Valientes, su nueva telenovela adaptada de la original argentina. Igual que Los exitosos Pells, igual. Dos horas de culebrón de estreno me parecen demasiados. Luego tienen programado un capítulo de Entre fantasmas repetido, por supuesto (prefiero Friends), y una emisión de El zapping de los surferos. Estos dos espacios son los que van a hacer de prólogo al estreno de Ana Milán en Password, que la pobre lo lleva claro porque la han dejado sin lead-in y eso está feo, muy feo. Lo que diga la rubia, el programa de Luján Argüelles, al final no se la juega esta semana y me parece un error, pero ellos sabrán.
Además, cambian todas las caras de los informativos y hasta los horarios. El de la noche, que ahora presentará Javier Ruiz, llega a las ocho, a la misma hora que el de laSexta. Nada de casualidades, nada. Gabilondo ha muerto, ¡viva Gabilondo! Veremos si él era el problema o es la forma que tienen de enfocar los informativos. A mí Javier Ruiz me gusta mucho y lo seguía al medio día, pero por la noche lo voy a tener más complicado.
En Antena 3, por su parte, presentan a las cuatro de la tarde Objetivo: Mediación, un programa que pretende hacer, otra vez, el paripé del debate de la situación de los jóvenes en los centros educativos. Apesta a moralina una vez más. Intentarán cortarle las alas al culebrón de Cuatro y, de paso, restarle duración a Tal Cual, a ver si por esas consiguen que mejore sus datos de audiencia.
Esta noche, en La 1, muerta La señora, emitirán una película, La caja 507. Podrían aguarle la fiesta a Samanta Villar porque algunas de las producciones españolas que están emitiendo han conseguido dar la sorpresa. Sin ir más lejos, el sábado con La vaquilla consiguieron un 15% del share y a punto estuvieron de darle la sorpresa a La Noria, que tuvo un 18%. Los de laSexta en cambio intentarán dar la campanada con la segunda entrega de Generación ni-ni, a la que han cambiado de día convenientemente para no ir a estrellarse el miércoles contra la final de Gran Hermano.
¿Qué va a pasar con todos estos cambios? Mañana lo sabremos. Pero si alguien quiere disfrutar de mis dotes adivinatorias, diré que creo que Cuatro lo lleva crudo. No tanto con Samanta Villar, sino como con el resto de propuestas. Es la cadena que más se la juega y lo hace de una manera algo irreflexiva porque presenta espacios nuevos pero sin ningún tipo de previsión de fracaso. El Objetivo: Mediación de Antena 3, por ejemplo, se compone sólo de cinco programas así que si no funciona, aquí paz y después gloria. La película de La 1 puede pinchar esta semana, pero se arregla a la semana siguiente emitiendo una película de otras características. Y la Generación ni-ni de laSexta ya nace con la peregrinación así que si van cambiando de día no va a extrañar a nadie.
Me guardo para otro día la publicación de una entrada titulada Callejeros Carroñeros porque después de leer esto me he puesto de muy mala leche y tanta bilis afea el blog. Haré lo que hay que hacer, me esperaré a que se emita, y después veremos.
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