Posts filed under ‘Serie’
‘Los pilares de la tierra’, ni sí ni no
Antes que nada, mi enhorabuena a Cuatro por la gestión que hicieron de la publicidad en la emisión de Los pilares de la tierra. Apenas algún que otro parón intercalado (bien intercalado), y una pausa más larga, de unos diez minutos, antes de las doce de la noche. Estaba claro que esto no iba a ser como ver una serie en La 1 pero podría haber sido mucho peor (a los antecedentes me remito).
También quiero decir que no he leído la novela de Ken Follett (sí, soy de esas), así que mis reflexiones van a ser únicamente televisivas pero sois libres en los comentarios de dejar vuestras apreciaciones comparando el libro con la serie, si gustáis. Tuve en la universidad una asignatura de literatura comparada y me gustaba, pena que de los libros que yo he leído no se hagan series muy a menudo. Eso sí, no me pidáis que me ponga ahora con el tocho, que tengo muchos libros en cola.
Respecto a la serie en sí o, mejor dicho, respecto a los episodios de ayer (emitieron dos y la serie se compone de ocho), tengo que decir una cosa buena y otra mala. La buena: la excelente presentación de personajes y el ritmo narrativo sostenido. La mala: la falta de intensidad total, para mi gusto, que se traslucía en una frialdad excesiva. Quizá es que la abundancia de tópicos (amor, ambición, venganza, poder…), dificulta darle un tono general a la producción pero me acuerdo de clásicos como El nombre de la rosa (novela leída y película vista), y me parece que no hay color.
Los pilares de la tierra es exigente con el espectador, aunque no demasiado. Los espacios son demasiado sobrios y no llegan a convertirse en un personaje más. Los actores están bien pero sus papeles son muy estereotipados, demasiado planos para mi gusto. La historia es interesante, claro, pero nada que no se haya contado en otras ocasiones y, pese a ser una narración histórica, se queda en detalles muy superficiales. Estuve entretenida, sí, pero no me han quedado las ganas de saber más, como sí me pasa con Los Tudor, por ejemplo. El tema de la religión (la contraposición entre la fe y la Iglesia como institución), creo que podría dar más de sí, ser más apasionado.
En fin, que esta sensación destemplada es lo que me ha quedado de anoche. Eso y que los hijos de Tom, el albañil, son repelentes cada uno en su estilo: la niña porque parece una «happy flower» y el chaval porque odia sin remedio. Lo que decía, no hay términos medios.
Y por cierto, que anoche hice doblete en Cuatro, algo que no hacía desde tiempos inmemoriales, y también vi a Fernando Alonso en El hormiguero. ¿Me lo parece a mí o Pablo Motos estuvo comedido? Soy «talifan» de Alonso así que a ver qué decís. Anoche estuvo genial.
‘Las chicas de oro’ no son para mí
Visto el estreno de Las chicas de oro me encuentro con la extraña sensación de que no puedo opinar. Es lo que tiene la fragmentación de la audiencia, que van apareciendo programas para públicos muy concretos y cuando nos topamos con uno que no corresponde a nuestros intereses se termina una sintiendo extraña, como una intrusa. Esto es bueno, que conste, y me alegro de que pase, pero lo menciono porque viene a significar que todos los peros que podría ponerle a la serie son absurdos teniendo en cuenta que no la han hecho pensando en gente como yo.
Comparar la serie original con ésta es inútil. Paradójicamente han mantenido elementos visuales (la decoración de la casa es poco contemporánea y el vestuario no encaja con ninguna tendencia actual), también el personaje de Concha Velasco se llama Doroti, cosa extraña porque el resto de nombres los han traducido literalmente (se ve que Dorothy no tenía traducción y lo han españolizado). Incluso han hecho un «homenaje» a los episodios octavo y segundo de la primera temporada de la serie original, como cuenta Marina en ¡Vaya Tele!,. Pese a todo esto, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia pero no creo que a los espectadores potenciales les importe mucho.
Pienso que hasta lo que a mí me pareció falta de ritmo, puede llegar a ser un ritmo aceptable para otros; lo que a mí no me hizo gracia, puede hacerle gracia a otros; y en esta rueda relativista las audiencias vienen a confirmar que había ganas de la serie. Anoche hicieron un 22% de share, muy por delante del resto de ofertas. Queda por ver si aguantarán el tirón o si muchos espectadores caerán al ver que la serie no era lo que esperaban.
Pese a todo sí que quiero comentar algo de las actrices, un reparto que ha sido una de las apuestas fuertes y que han llevado gran parte del peso de la promoción. Alguien debería explicarle a Carmen Maura la diferencia entre tonta e inocente, que no son la misma cosa, Concha Velasco ha pasado la estrecha franja que separa lo borde del mal humor y Lola Herrera está poco lujuriosa o poco liberada, por decirlo de alguna manera. Ningún pero a la actuación de Alicia Hermida, que desde mi punto de vista es la única que ha conseguido separarse del personaje original en su justa medida, dándole un aire nuevo sin que pierda sus rasgos definitorios.
Por lo demás, me quedaré con la duda de ver cómo reinterpretan eso de «Imagina, Sicilia…, 1920…», o cómo se llamará Saint Olaf en la versión patria, si es que se llama de alguna manera. En la original la acción se situaba en Miami, Florida, lugar de peregrinaje para los jubilados americanos, aunque aquí parece que prefieren mantener en secreto el nombre del lugar en el que están. Eso sí, si alguna comunidad autónoma se empeña y patrocina, las chicas vivirán en Marina d’Or, por poner un ejemplo.
En fin, que si la serie mejora me engancharé más adelante (es lo que tienen las comedias autoconclusivas), pero si no tampoco pasará nada. Como decían aquellos, «España no se acaba en el mar, hay barcas pa’ seguir».
‘La isla de los nominados’, expulsada de la parrilla
Yo soy de las que cree que cuando desaparece un programa de humor, muere un gatito. La tele en particular y la sociedad en general necesitan de espacios aptos para la risa, sin tensiones y con mensajes implícitos que nos ayuden a reinterpretar lo que nos sucede en el día a día. Desde este punto de vista la cancelación de La isla de los nominados me parece una mala noticia, aunque la serie nunca llegó a engancharme.
Durante el verano la serie tuvo su público y se ganó el derecho a competir en temporada regular pero tras una semana con cambio de horario y audiencias que ni los documentales de La 2, la serie pasa a mejor vida. Llamadme mal pensada pero programar una tira de estas características a las nueve de la noche, compitiendo con informativos, más que una apuesta arriesgada es una jugarreta. ¿Podríamos pensar que los de Cuatro lo han hecho a cosa hecha? Porque mira que había posibilidades. Hasta antes de las noticias habría tenido un poco más de aire.
De todas formas la ficción de Guridi presentaba para mí dos problemas a considerar. Por un lado, usaba un humor heterogéneo que cambiaba en función del personaje protagonista. Es algo audaz, quizá demasiado, porque los espectadores nunca sabíamos qué íbamos a ver y es importante tener en consideración la fuerza de las expectativas y la diferencia de gustos en cuanto al humor. Por otro lado, los elementos del reality estaban cogidos al gusto y sin respetar las dinámicas internas de un formato que, nos guste más o menos, todos conocemos, debilitando el aspecto de la verosimilitud. Escoger como trasfondo un reality show es algo que tiene que hacerse con todas las consecuencias si no pasa de ser algo muy interesante a convertirse en un mal reflejo, y creo que eso es peligroso. Permitidme que cite como ejemplo universal de la ficción en el reality la inconmensurable Dead set. Ya sé que no tienen nada que ver, pero el contexto es el mismo.
Para mí estos han sido los principales problemas de La isla de los nominados porque, por lo demás, había verdadero oro en el equipo empezando por Guridi, pasando por los guionistas y terminando en los actores. En el grupo hay talento de sobra y conocimientos profundos del funcionamiento de la tele pero el éxito es complejo y nunca se sabe qué puede pasar. A su favor hay que decir que arriesgaron con la idea, plantearon un formato novedoso en muchos aspectos y han sido consecuentes hasta el final, cosa que es de agradecer.
Espero que la tele no dé la espalda a Guridi y compañía después de esto. Mi propuesta es que se asomen a la TDT, donde se están haciendo apuestas más arriesgadas y con más libertad de movimientos. En cualquier caso siempre les quedará el cine pero entonces no podría hablar de ellos en este blog.
‘V’, la defenestración de un clásico
Hoy quiero comerme mis palabras tal y como Diana se comió la rata en los Ochenta. Para que sigáis el hilo, esta entrada es mi propia réplica a esta otra en la que, tras ver el piloto de V, me quedé más feliz que una perdiz y pensé que la serie podía ser un buen producto. El caso es que Cotillera profesional ya me avisó en los comentarios, pero he tenido que sufrirlo en mis carnes.
Después de andar detrás de la serie como vaca sin cencerro porque en TV3 la cambiaron de horario varias veces, al final he recalado en TNT donde la emiten a una hora potable para mí y ahí he caído del burro. Ayer vi el episodio titulado «Cielo rojo» (el doce de la primera temporada), en el que se tenía que descubrir todo: la cara oculta de Diana y el hijo lagarto de Ryan (el alter ego del entrañable Willie). Después de varios episodios lentos y pesados pensé que por fin en éste venía lo bueno, pero me equivoqué.
Mi primera conclusión es que en los Ochenta éramos unos animales. Diana comiéndose la rata o el hijo lagarto de Willie plagaron las carpetas gracias a las pegatinas que venían en la Teleindiscreta y demás. Fue un momento mítico que nos dejó a todos de piedra y aquello será recordado siempre, por los siglos de los siglos. Sería de esperar que en el siglo XXI se hiciera algo todavía más osado pero no, todo lo contrario: la Anna de ahora no se comió a ningún bicho ni descuartizo a un humano vivo ni siquiera, y del hijo de Ryan apenas vimos una especie de rabito mono que se le enredaba en el dedo. Nada que ver con esto.

Antes de que critiquéis la calidad del muñeco, tened en cuenta que la serie original es de 1983 y que en aquellos tiempos no estábamos acostumbrados a este tipo de cosas. Pero dejando de lado esta pataleta nostálgica, aunque con fundamento, V me parece que ha resultado ser mucho menos de lo que podría haber sido.
La serie es fría, no hay ningún tipo de emoción. Vale que los extraterrestres no tienen sentimientos, pero los humanos supuestamente sí. Hay una barrera enorme entre los personajes, sus angustias, y el espectador. Al menos a mí me parece que todo lo que sucede en la serie es banal, poco relevante, sin ningún tipo de tensión y carente de la chispa necesaria porque no se transmite angustia. Con el paso de los episodios esto ha ido a peor.
Lo que ha aumentado de forma exponencial son los cromas que nos escupen entornos totalmente artificiales y vacíos. Creo que hay pocas cosas peores que un croma que llama la atención porque eso anula su efecto y en el caso de V es así. En lugar de contextualizar a los personajes lo que hace es situarlos en medio de la nada, en estancias sin techo y paisajes forzados. Esto no me llamó la atención al principio así que no sé si es que habrán tenido problemas de presupuesto o qué, pero ahora no puedo dejar de salirme de la historia cada vez que veo un croma mal hecho.
V ha terminado siendo una serie sin identidad y mira que eso es difícil porque al ser una historia conocida podía haberse beneficiado de ello, pero no. No recuerdo ningún momento de la actual que vaya a pasar a la historia y de la legendaria os he puesto dos de los más impactantes. Debe de ser difícil hacer una adaptación de una serie con un carácter tan marcado pero eso se puede solventar imprimiendo carácter al producto nuevo, cosa que no han hecho. Vale que aún me quedan episodios por ver pero, qué queréis que os diga, es fácil ilusionarse con un producto pero cuando llega el chasco y con la cantidad de cosas que hay por ver, la decepción pesa mucho y se convierte en un lastre importante. Así las cosas, no sé si seguiré con V, la verdad. Los momentos de «¡¿pero esto qué es?!» son cada vez más frecuentes.
‘Mentiras’, una serie para difundir la huelga general
No puede ser, se va una a tomar unos baños unos días y cuando vuelve se encuentra con el surrealismo elevado al cubo. Sabéis que soy de una entrada al día así que entre lo bueno, he tenido que escoger lo mejor. De todo lo que he visto que ha acontecido en los últimos días (días revueltos por el inicio de la temporada), he tenido que elegir:
Primero me llamó la atención el dato de lo que va a ser la nueva sitcom de laSexta con Antonio Molero y producida por Globomedia. Una sitcom de cuarenta y cinco minutos por episodio. ¿Es posible? No me encaja ni a la de tres. Estaba intentando comprender cómo pueden intentar hacernos creer que las sitcom duran tres cuartos de hora cuando apareció la siguiente noticia que desbancó a ésta en importancia.
Una productora española, Linze TV, va a ficcionar la historia de los mineros chilenos. Claro, alguien tenía que hacerlo, y aquí se están haciendo telefilms y miniseries para parar un carro. Mi reflexión iba a girar en torno al enfoque que darían al asunto e iba a usar de base este artículo de Isaac Rosa, donde explica con meridiana claridad cómo se han montado un reality (el más puro que yo haya visto), para ocultar el drama social real, verdadero trasfondo de este hecho tan hipnótico.
Pero claro, entonces voy y me encuentro con lo más de lo más. Una serie de UGT producida para explicar a los trabajadores las mentiras de la crisis y para animar a la huelga general. El titular diciendo que habían fichado a Chikilicuatre es engañoso porque en realidad han fichado a David Fernández, el actor. Mi gozo en un pozo, ver al Chikilicuatre hablando de la crisis si que habría sido un verdadero puntazo pero bueno, se compensa el asunto con el aviso de alerta que me da Firfox cuando intento entrar en la web de la productora Curry Sauce, que me dice que es una web peligrosa y dañina. Yo de vosotros no lo intentaría.
[Actualización: la web ya está limpia y operativa así que podéis echarle un ojo a los trabajos de la productora si os apetece]
Y respecto a la serie en sí diría que es una buena inspiración patria de The Office, salvando las distancias. Hay ciertas cosas que me la recuerdan, como el jefe loco y los empleados estupefactos. Los guiones, para tener que centrarse en un tema tan abrupto como el tener que convencer a los trabajadores de que se sumen a la huelga general, no están mal. Eso sí, no me gustan los mensajes en forma de cartel. Habría preferido que fuesen capaces de explicar eso dentro de la misma ficción pero da la sensación de que temen que los trabajadores no entiendan el mensaje y prefieren darlo masticado.
Y luego está el asunto de Internet: ¿a qué trabajadores se dirigen? Eso es, eso es, a los que andáis por estos lares. ¿Es que no estáis convencidos de las bonanzas de la huelga, que tienen que hacer una serie para explicaros de qué va el asunto? Dejando la ironía, la verdad es que el asunto tiene cierta enjundia. Parece que la gente no está convencida de hacer la huelga y los sindicatos van contrarreloj intentando arrimar el ascua a su sardina. No les envidio la tarea pero, desde mi punto de vista, demasiados pactos traen estos lodos. Sin querer meterme en profundas reflexiones sobre el asunto y dando por sentado que todos tenemos nuestra humilde opinión, creo que mejor les iría yendo a La noria como han hecho otros. Liarse a estas alturas con una serie de diez episodios es moderno, sí, pero tan útil como una piedra en el zapato. ¡Ah!, la televisión, tan odiada por todos y tan utilizada al mismo tiempo. Nos ha tocado vivir días extraños.
Qué esperar de la nueva temporada
Hoy es el día D, 1 de septiembre, y empiezan a calentarse las cosas otra vez después del verano que, paradójicamente, las había enfriado. Empiezan los movimientos y me temo que seguimos anclados en una especie de «stand by». Me temo que ésta tampoco va a ser la temporada de la revolución televisiva pero quizá se den algunos pasitos de cara a la nueva era que, antes o después, tendrá que llegar. Hay cosas que no hay quien las pare. Aquí van mis predicciones según lo que me han contado la bruja Lola y Aramís Fuster.
- Series nuevas en Telecinco y Antena 3. Han hecho un esfuerzo en lo que respecta a la ficción nacional, eso está claro. La 1 ha apostado más por reforzar las temporadas de sus series porque donde hay patrón no manda marinero y por ahora su ficción domina. Después habrá que ver qué queda de todos estos estrenos pero el esfuerzo de producción es considerable (piratas, vaqueros, barcos…), si cuaja una media elevada podríamos asistir a la consolidación de una nueva forma de hacer series y eso sería una buena noticia.
- En el entretenimiento la cosa está más parada. Otras temporadas ha habido estrenos relevantes en este sentido pero a día de hoy no hay noticias de que se vaya a intentar nada nuevo. Eso sí, los realities de todo pelaje brotan como setas y se las tendrán que ver unos con otros, los nuevos contra los clásicos, y esas batallas se librarán sobre todo en el prime time.
- Fruto de las disputas entre las generalistas tenemos la contraprogramación, que no va a perder ni un ápice de protagonismo. Para que os hagáis una idea, Telecinco tenía previsto empezar con OT pero al final se han decantado por estrenar antes Gran Hermano para intentar pisarle a Antena 3 el estreno de El marco, y eso que aún no se sabe ni que día empiezan. Imaginad qué puede pasar con la batalla de las series.
- La TDT está ocupando su sitio pero sin pisar fuerte, con la excepción del grupo de Antena 3, que son los únicos que parecen tener claro de qué va el asunto. Animaos a resintonizar vuestros decodificadores y así podréis añadir nuevos canales a la lista, aunque no sé si os servirán de mucho.
- La TDT de pago pinta aún peor porque la oferta sigue siendo eminentemente deportiva (es lo más rentable), y el que quiera poder ver series o cines de estreno va a tener que seguir optando por otras opciones. En este terreno, que es el que más novedades debería de aportar, se nota cierto temor. Goles y más goles.
Así las cosas, no espero ni siquiera consolidaciones de espacios porque la mayor parte de los estrenos de la temporada pasada duermen el sueño de los justos. Espero que cosas de la TDT vayan ganando adeptos y empiecen a considerarse las producciones específicas, perdiendo peso lo generalista. Quizá tengamos que despedirnos de La 2 antes o después. Y, eso sí, vamos a poder seguir disfrutando de los espacios más emblemáticos (cada uno que escoja el suyo). El que no se consuela es porque no quiere.








Comentarios recientes