Posts tagged ‘Pablo Motos’
Minutos musicales: presentadores españoles dan el cante
El show es el show y por el show se hace casi cualquier cosa. Como voy a ausentarme un par de días por motivos laborales, os dejo esta entrada para que entretengáis la espera. Es una selección hecha con el corazón y pensada para agradar… Bueno, en realidad, es para que podamos hacer un poco de guasa a costa de los presentadores, que con más o menos gracia tienen que hacer frente a determinados desafíos de guión. Aunque parezca mentira, algunos de los que os traigo piensan que, realmente, cantan bien.
María Teresa Campos explota. Mítico momento de hace unos años. Ahora creo que María Teresa ya no está para esos trotes pero Raffaella sigue pudiendo hacer todos esos movimientos.
Pablo Motos y sus alardes de inglés. Aquí un señor que hace de su defecto, virtud. No sabe inglés pero intenta no tomarse en serio a sí mismo, aunque el resultado sea más que cuestionable.
Jorge Javier Vázquez fuera de tono. Todos los colaboradores de Sálvame han cantado en un momento u otro, debe de ser marca de la casa. Os pongo este vídeo de Jorge Javier porque me hace gracia la explosión de aplausos. ¿Le aplauden por su osadía?
Los gallos de Patricia Conde. Es imposible que esta chica cante tan mal, imposible. Y los dúos que hacía con Pilar Rubio eran para desear quedarse sordo.
Pedro Ruiz, que se supone que canta bien. Y cómo no, este presentador cantautor, o como quiera llamarse. Nunca me hicieron gracia esas letras que se suponían irónicas y sarcásticas. Se ve que le pillo la vuelta.
Y en fin. Con esto os dejo. Cuidadme el blog, que no tardaré en volver, y no dudéis en ilustrar vuestros comentarios con vídeos para hacer de esta entrada una galería de los horrores.
Sin tetas no hay paraíso gana a Anatomía de Grey
Yo soy de Anatomía, ya lo he dicho muchas veces. El drama hilvanado con la comedia sutil me engancha, los personajes al borde de un ataque de nervios me gustan, el microcosmos del Seattle Grace me inocula ganas de estudiar medicina (aunque se me pasan cuando voy a mi ambulatorio).
Este fanatismo (lo siento por todos los que habéis pensado que yo era una persona objetiva), me llevó a pensar que Sin tetas no hay paraíso no tenía nada que hacer, sobre todo después del Serranazo. Cuando empezó la reposición de Anatomía de Grey en Cuatro me pasé a Telecinco para evaluar a la competencia y lo que vi no me gustó, así que pensé que los de Anatomía habíamos ganado la noche. Para nada.
Creo yo que parte de culpa del dato de Anatomía la tienen El hormiguero y Pablo Motos, que en el programa de ayer invitaron a Ramón(cín) y eso espanta a cualquiera, sobre todo cuando el tipo, fruto de no sé qué extraño delirio, se puso a enunciar sus consejos de ¡¿belleza?!. Aguanté porque por Anatomía aguanto lo que sea pero entiendo que no todo el mundo está dispuesto a pasar el mismo calvario que yo. El «canon baby» se permitió el lujo de razonar acerca del canon, valga la redundancia, y se hizo mofa con el asunto, él incluido, que es uno de los mercenarios de la SGAE.
Pasada esta angustiosa penitencia se pudo asistir a una más que correcta emisión de Anatomía de Grey, con una pausa de treinta segundos a la media hora y, vente minutos después, una pausa de unos ocho minutos que me permitió hacerme la cena. Disfruté con el episodio y luego pasé a ojear la serie de Telecinco, más por obligación que por interés.
Sin tetas no hay paraíso tiene un planteamiento simple, unos personajes planos y una factura de culebrón de sobremesa, no de prime time. Que la mala sea pelirroja es un tópico ineludible. Que los protagonistas sean guapos es una condición sine qua non. La grabación en exteriores reviste la serie de calidad en la producción. Al personaje de Leandro Rivera y al amigo que participa en carreras de coches no hay quien se los crea. La joven e inocente chica que, por amor, se introduce en un mundo de prostitución y drogas promete drama puro y duro, sin concesiones. Obviamente, en la serie priman los valores como la bondad sobre la verosimilitud. El nombre de la web, la culpa es del amor, lo dice todo. El personaje que más me gustó fue el Inspector Torres, un policía neurótico y obsesivo al más puro estilo Monk que destaca sobre el resto. Los demás son un muestrario de estereotipos que buscan ampliar el target de la serie para hacerse con público de todas las edades y aumentar así la audiencia. Y funcionó.
Casi cuatro millones de espectadores en el estreno auguran un largo recorrido a la serie cosa que me tranquiliza porque así voy a poder ver Anatomía tranquilamente sin tener la sensación de estar perdiéndome algo.
El trabajo del guionista
Leo en Menéame una noticia de El periódico en la que entrevistan a los guionistas de Camera Café y en la que detallan su método de trabajo. Es una noticia que transmite buen rollo a raudales y que comunica una imagen del guionista algo frívola, quizá demasiado. Las reuniones de equipo las hacen los lunes en un bar, en Madrid, con cañas y pinchos como testigos del trabajo. Después cada uno se va a su casa y teclean con total libertad de horarios los textos que tendrán que presentar el jueves.
Una imagen idílica, sin lugar a dudas, y una suerte para ellos el poder trabajar así. Lo que me pregunto es si no serán una honrosa excepción y me gustaría saber si en la noticia han ahorrado los detalles más pedestres con el fin de hacer interesante el texto.
Ya hace tiempo que leo a guionistas porque son una fuente única para comprender mejor los entresijos de esta nuestra televisión (en el blogroll tenéis los enlaces que suelo visitar con más frecuencia), y aunque todos suelen estar encantados con poder desarrollar su profesión (vocacional donde las haya), suelen hablar de problemas que destruyen un poco esa ilusión creada del trabajo de sus sueños. Vamos, como pasa con cualquier currante de a pie.
El problema de los ex-guionistas de Leonart, la reunión en el sindicato A.L.M.A. y, en general, todas las penurias que han tenido que pasar los guionistas de El rey de la comedia, el problema de los guionistas de La familia Mata, que se encontraron, sin comerlo ni beberlo, con dos personajes nuevos (lo contó el Guionista Hastiado), los programas cancelados de la temporada que han dejado en la calle a un buen número de trabajadores…,. En fin, que obviamente no es oro todo lo que reluce, aunque la noticia que comentamos hoy sí que transmita esa idea.
Quizá si la entrevista la hubieran realizado antes del estreno de la temporada, con las Escenas de matrimonio campando a sus anchas, relegados al fin de semana y con la incertidumbre de la acogida de la audiencia (que ha sido genial), la noticia habría sido distinta. Nunca lo sabremos. Sirva esta reflexión para dejar constancia de que el guionista trabaja, y mucho. Y al ser un trabajo, en toda la amplitud del término, tiene que enfrentarse a los mismos problemas que el resto de trabajadores ajenos a la tele.
Es que al leer la noticia se me había quedado un regustillo a injusticia y a parcialidad nada sano y que, por supuesto, nada tiene que ver con los guionistas de Camera Café, sino con la imagen que los medios se empeñan en transmitir del guionista, ese ser libre y libertino al que los guiones le salen como churros y que vampiriza las vivencias de la gente que tiene a su alrededor. No señor, ser guionista además de ser un trabajo, también es un oficio.
En La tele que me parió: El prestigio del guionista








Comentarios recientes