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Publicidad engañosa con Ewan McGregor
¿Habéis visto el anuncio de arriba? El actor habla de la aventura que recorrió y que le llevó en moto a ver mundo. De esa aventura se hizo un programa de televisión que estaba muy bien. Eso sí, la imagen del McGregor en su aventura televisada nada tiene que ver con el aspecto limpio y pulcro del anuncio.
El documental se llamó Long way round y es de 2004. Encaramados en una moto, McGregor y Charley Boorman recorrieron durante tres meses Europa del Este, Mongolia, Siberia y Alaska, grabaron gran parte del material ellos mismos y para hacer el documental pasaron un entrenamiento de supervivencia con soldados veteranos. Es España, el documental se llamó El mundo en moto y pudo verse en alguna cadena temática, ahora no recuerdo cual. De todas maneras, veo que hay capítulos en descarga y merecen la pena.
Durante los tres meses que duró la aventura, apuesto a que colonia es lo último que se pusieron (lo digo por el mensaje oportunista del anuncio). Como muestra y para comparar, aquí tenéis imágenes del documental. Fijaos en la barba, la roña de las manos, los accidentes, las heridas…,.
Buena, vale, que el hombre es guapo en cualquiera de estas circunstancias penosas, pero lo cierto es que me llamó la atención que la marca hiciese uso de un programa de televisión, sin nombrarlo directamente, eso sí, para transmitir su imagen de marca. Hicieron lo mismo con Josh Holloway, el que hace de Sawyer en Perdidos y que sale en el anuncio que le corresponde nadando en mar abierto y tal.
Digo yo que como se aproxima el día de San José, con estas publicidades pretenden que las mujeres compremos colonias de estas a porrillo, ¿no? Porque por mucho que la fragancia sea masculina, el anuncio está hecho claramente para señoras. No se dejen tentar, que la colonia perfuma pero no creo que haga milagros (mejorando lo presente, ché). Y a ellos les diría que al que reciba la colonia como regalo, que pida la moto también, que debería de estar incluida en el lote.
Multa a la violencia en Perdidos
En la promo que os he puesto arriba podéis ver parte de las imágenes que han comportado una multa para Perdidos en Italia. Es el momento en el que se presiona a un niño para que dispare a un anciano (empieza la cosa en el segundo cincuenta y cinco aproximadamente). El capítulo en cuestión es el décimo de la segunda temporada y Rai Due tendrá que pagar una multa de 100.000 euros por emitir el episodio en horario protegido.
El horario de «televisión para todos», como lo llaman allí, empieza en Italia a las 21:52 horas y el capítulo de Perdidos empezó su emisión a las 21:51 así que toma, castañazo. Y conste que no es una broma. He releído la noticia varias veces para ver si me estaba equivocando pero en la noticia que publican en El Mundo aparece tal cual. Tiene esto cierto tufillo extraño, ¿no?
A la afirmación del organismo competente de que las imágenes pueden tener impacto emotivo para los menores, la cadena argumenta que la diferencia entre el bien y el mal está claramente especificada. Los bloggers, por su parte, ondean la bandera de la violencia en los informativos, la mala influencia de los reality o las azafatas ligeras de ropa que aparecen en los diferentes canales italianos.
Me choca que este tipo de medidas consigan siempre, de manera inequívoca, enfrentar unos contenidos televisivos contra otros. ¿Cuándo aprenderemos los espectadores a no blandir como armar arrojadizas otros programas que no son de nuestro gusto cuando nos sentimos atacados? Sobran argumentos televisivos para enfrentarse a acusaciones tan banales, como la recurrente afirmación de que sólo es ficción.
Me parece que mordemos el anzuelo, y en esto entono el mea culpa, cuando alguien multa, censura o ataca una emisión que nos gusta y les servimos en bandeja la mala imagen de la televisión al menospreciar otros contenidos. Vamos, que les hacemos el trabajo sucio a todos aquellos que viven para denostar a diario un medio al que, a pesar de querer y de respetar, seguimos defendiendo como se defiende al hijo gamberro, comparándolo con las gamberradas de otros. Sé que cuesta, pero habrá que sacudirse este complejo de inferioridad de una vez.
Trailer de la cuarta temporada de Lost
Quiero dejar constancia de mi total y absoluta devoción por Lost (Perdidos), una serie con la que he tenido mis más y mis menos, pero cuya la tercera temporada me ha hecho convertirme en una adicta y me ha hecho plantearme la posibilidad de descargar la cuarta temporada porque no sé si podré esperar hasta que llegue a España.
Yo soy una de tantas desencantadas de la segunda temporada. Desde mi punto de vista tuvieron un problema con la coralidad de la serie. Decidieron desperdigar a los personajes y contar las historias de manera muy fraccionada y una serie como ésta, con un gran componente coral, para mí perdió parte de su interés.
Pero en la tercera temporada han sabido rectificar y el último episodio es para mí uno de los mejores capítulos que he visto en mucho tiempo (con permiso del episodio final de la segunda temporada de House, cuando una alucinación provocada por un disparo le lleva a descubrir el remedio para su cojera). Además de este último episodio de antología, durante la temporada nos han regalado imágenes y situaciones brutales, con toda clase de referencias del género fantástico y del mito religioso.
Dicho todo esto, y aguantándome las ganas de dejar spoilers a diestro y siniestro, os dejo el trailer de la cuarta temporada (contiene spoilers), que he visto en Mactiste.
Y para los despistados, deposito aquí un vídeo en el que se resumen las tres primeras temporadas de la serie en apenas ocho minutos.
Por cierto, que los de La 2 han dejado la temporada colgando. Después se quejarán de que no tienen audiencia.
Tercera temporada de Perdidos en La 2
El miércoles que viene, 17 de octubre, La 2 empieza a emitir la tercera temporada de Perdidos (Lost). Yo estoy viéndola en Fox y sólo puedo decir que me apasiona, que estoy enganchada y que los lunes siempre se ve Perdidos en casa, independientemente de lo que hagan en las otras cadenas.
La segunda temporada me resultó algo espesa y difusa, pero en esta tercera temporada han sabido solventar los errores de la segunda y es trepidante, emocionante e inquietante.
Hace unos días en Hoy por hoy (Cadena Ser), hablaron de la serie con motivo del maratón que organizó la FNAC de Bilbao. En la tertulia estaba Juan Cueto, un reconocido crítico de televisión, que hizo unas curiosas observaciones sobre la serie. Cueto, que hasta hace poco era fan absoluto de la serie, ahora parece que ha cambiado de opinión:
Aquí hay un problema filosófico de primera magnitud. En primer lugar, falta la temporada cuarta. Cómo se puede hablar de Perdidos, y eso es lo que me ha hecho a mí huir de Perdidos, cuando están todos los misterios sin resolver (…). La tercera temporada es que no se entiende nada de nada porque falta la cuarta(…). Como eres joven, te gustan los misterios y las cosas sobrenaturales. A los que tenemos una edad, o es Ciencia Ficción, que nos lo digan desde el primer capítulo, o es Fantasía, o es Sitges, o es Realismo. Todo está lleno de milagros, de misterios sobrenaturales, y todo se va a resolver en la temporada número cuatro que está siendo rodada. Es que no lo entiendo yo todo esto.
Y yo me pregunto: ¿Qué hay que entender? Realmente, como dice Cueto, ¿es una cuestión de edad? A mí me parece que no, que es más bien una cuestión de prejuicios. En esta serie hay que ser capaz de dejarse sorprender porque, si no, no funciona. Cuestionarse el por qué de las cosas que ocurren es cargarse la evolución de los personajes.
No digo yo que sea una serie para todos los públicos, pero tampoco hay que ser un geek o un friqui para engancharse. Hay que verla con paciencia porque todo se resuelve, y cuando alguna de las trama da un giro, suele hacerlo de forma espeluznante.
Si queréis escuchar la intervención de Juan Cueto, pinchad aquí. Empiezan a hablar del tema hacia la mitad del archivo de audio.
"La tele que me parió" es un blog sobre televisión, sobre cómo la vemos y sobre cómo la hacen. Sólo es televisión pero me gusta y aquí encontrarás una entrada diaria de mis delirios catódicos de espectadora irredenta.
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