Posts tagged ‘Sofres’

Las audiencias se miden mal

¿Cuánto hace que decimos que la medición de audiencias no es perfecta? Ni se sabe, pero ha hecho falta el empujón del apagón analógico para que las cadenas, que quieren poner en valor sus cadenas en la TDT, reclamen una mejora en las mediciones. Sofres, la empresa que las mide, está en el punto de mira. De ella depende la optimización del negocio televisivo. Mucho dinero pendiente de un sistema que no refleja la fragmentación televisiva porque margina los resultados bajos, los de las cadenas pequeñas de la TDT, pero todo suma y todos quieren poder enfrentarse al negocio en igualdad de condiciones.

Las audiencias que solemos comentar los espectadores se refieren a números planos de espectadores, a millones de gente viendo un programa. Las cadenas tienen datos más concretos que muestran perfiles de edad y de condición socioeconómica. Con esa información les dicen a los anunciantes en qué franjas está su consumidor potencial para que se anuncie en ellas. Cuando nosotros hablamos del share de un programa lo hacemos por mero afán comparativo, porque nos gusta saber cómo va nuestro programa favorito y si la competencia se la pega, pero estos datos son la parte más superficial del tinglado y está destinada a hacernos creer que es la importante, aunque no cuenta demasiado.

Las cadenas aún siguen marginando la audiencia potencial de Internet pero es sólo porque no pueden controlarla ni cuantificarla para sacar provecho de ella. Si Sofres sacase un invento para medir las características de edad y de condición socioeconómica de los espectadores de la Red las cadenas se tirarían en picado a conseguir hacerse con sus clicks. Hacen ver que no les interesa porque no pueden dominarla. Por otro lado, cuando un anunciante ha montado una campaña en Internet e intenta venderla a las cadenas se encuentra con que le faltan datos para saber dónde ponerla y cómo medir su incidencia.

Tienen que cambiar muchas cosas para que el mundo de las audiencias y de la publicidad se adapten a los nuevos tiempos. Por ejemplo: con la actual oferta ya no caben parones publicitarios de quince o veinte minutos, la audiencia cambia de canal y el anuncio pasa desapercibido; se han multiplicado el número de pantallas en las casas así que los medidores de audiencia instalados sólo miden la actividad de un televisor y de quien ostenta el poder sobre el mando; tampoco se mide el nivel de atención sobre el programa en sí, sólo si la tele está puesta o no.

Las campañas virales parecen la salida pero no todo lo que aparece en Internet es viral, sólo lo es aquello que no sabemos que es publicidad. Vemos ahora muchos anuncios con la etiqueta de «viral» porque mola pero en el fondo son publicidad convencional con otro estilo más informal, como más de Internet. Lo viral es que todos demos como cierto un vídeo y luego nos la cuelen. A mí me la coló Buenafuente con su cura satánico.

En cualquier caso hay que tener paciencia porque los tiempos están cambiando y desde una perspectiva positiva podemos decir que tenemos la suerte de estar aquí para disfrutarlo. Esto es historia, que a nadie se le olvide.

4 noviembre 2009 at 08:08 13 comentarios

Dos años seguidos de liderato de Telecinco

He estado a punto de titular la entrada así: «Dos años seguidos de liderato sensacionalista», pero me parece que es injusto para una serie de programas que están funcionando muy bien en Telecinco y que no entran dentro de la etiqueta.

Al liderato de Telecinco le pasa lo que le ocurre a la mayoría de los éxitos. Siempre se especula sobre cuándo caerá del pedestal. Cuando terminó la temporada de Fórmula 1 se dijo que su preponderancia había llegado a su fin. Vaticinio erróneo. Ahora Aída le da a la cadena una media de seis millones de espectadores por capítulo, unas cifras de otro tiempo. Algunos pensarán que cuando termine la temporada el liderato de Telecinco desaparecerá. El cierre del Tomate tampoco ha supuesto la pérdida de la ventaja sobre el resto de cadenas. Qué tiene que pasar, se preguntarán muchos, para que la cadena deje de ser la primera.

Desde mi punto de vista, hay que dejar de esperar que Telecinco falle. Me da la sensación de que un nutrido grupo de buitres acecha a un caminante en el desierto. Cuando caiga al suelo, le comerán las entrañas. Es esa actitud de espera del resto de cadenas lo que no me gusta. Si alguien quiere ser la cadena más vista, que haga televisión, en lugar de esperar a que Telecinco deje de hacerla.

Bien es cierto que Telecinco no es mi cadena favorita pero comprendo que hay un buen número de espectadores que valora su coherencia. No cabe la duda cuando entramos en Telecinco: sabemos qué vamos a ver y en qué tono nos lo van a contar. Si alguien quiere entretenerse pondrá Telecinco. ¿Pueden decir lo mismo el resto de cadenas? Telecinco incluso ha tomado medidas muy impopulares que no han afectado a su fortaleza porque esas medidas han ahondado en su coherencia. Por ejemplo: cargarse programas como El informal, en su momento, o Caiga quien caiga después, no han hecho sino reforzar la imagen de la cadena. Todos conocemos el proyecto de Telecinco pero, ¿cuál es el proyecto de Antena 3?, ¿y el de Cuatro?

En cualquier caso, la mejor manera de afrontar estas cifras en poniendo en duda, otra vez, las mediciones. Sofres y sus escasos audímetros. Más allá de que la muestra sea poco representativa, no tiene en cuenta la fragmentación de las audiencias ni las nuevas formas de ver televisión. Quizá las cadenas deberían de plantearse la posibilidad de introducir cambios en las medidiones pero ya dice la sabiduría popular que no hay que morder la mano que da de comer y gracias a Sofres se reparte la publicidad en las cadenas.

2 marzo 2008 at 09:23 22 comentarios

La publicidad en TVE

Está claro que una cadena pública tendría que tener el mínimo de publicidad posible, emitir programas con verdadero sentido de servicio público, no dejarse llevar por la fiebre de las audiencias…, y demás cosas así que suenan a película de ciencia ficción. En cualquier caso, me parece a mí, el tema de la publicidad en el Ente Público era el menor de sus problemas hasta que UTECA se ha decidido a hacer su parte de la campaña electoral (qué ganas de que sea ya 10 de marzo, ché).

La confrontación entre UTECA (organismo que aglutina a las cadenas privadas), y RTVE poco tiene que ver con la idea de hacer una televisión mejor. Se relaciona más concretamente con el hecho de hacer una televisión más rentable. Todos los minutos de publicidad que no puedan aparecer en RTVE irán a parar al resto de cadenas. Todo el dinero que no ingrese RTVE en publicidad lo ingresarán el resto de cadenas.

UTECA ha convertido en su caballo de batalla la lucha contra la libertad de contenidos publicitarios en RTVE, una cadena pública y financiada con fondos públicos, a la que acusan de competencia desleal por tener un doble baremo de ingresos a través de subvenciones y de publicidad. El Gobierno ya ha empezado a regular el asunto de una manera muy tibia y limita los anuncios en RTVE a once minutos por hora. Ésta es la limitación que según un informe de UTECA no se está respetando. Desde RTVE dicen que es mentira, que lo acatan.

Traducido esto en cifras: pasar de 12 minutos a 11 minutos de anuncios por hora supone una pérdida de unos 500 millones de euros que recibe RTVE por vía de los Presupuestos Generales del Estado. Es decir, que 24 minutos de publicidad menos al día en RTVE (uno menos por hora), cuestan al Estado 500 millones y, a la vez, esos 500 millones se materializan en las cuentas de los socios de UTECA gracias a los anuncios que no se emiten en RTVE y que pasan a emitirse en sus canales. Al final parece que el Estado subvenciona de forma directa e indirecta la publicidad de todos.

En el informe de UTECA, para más inri, se aportan como prueba las mediciones de Sofres, la empresa encargada de medir audiencias y que, además, vive de gestionar espacios publicitarios en las cadenas. Sofres, como juez y parte en el asunto, se arrima al sol que más calienta, el de las cadenas con contenidos publicitarios menos estrictamente regulados.

Resumen: menuda merienda de negros. RTVE arrastra un déficit de padre y muy señor mío, a pesar de estar aplicando un Expediente de Regulación de Empleo (ERE), leonino al que todas estas maniobras le vienen que ni pintadas para justificar despidos e incumplir acuerdos sindicales. UTECA aprovecha el río revuelto de la campaña electoral para intentar arrancar promesas que mejoren, más aún, su excelente posición comercial en el mercado. Sofres ostenta un peligroso monopolio gracias a una cifra ínfima de audímetros. Y el Gobierno no quiere meterse en camisas de once varas porque tiene intereses en determinadas cadenas, públicas y privadas, y no quiere convertirse en el chivo expiatorio de esta disputa comercial por miedo a que las privadas bombardeen su imagen de Gobierno y orienten el voto hacia otras opciones.

En fin, que va a ser verdad que televisión es eso que se emite entre las tandas de anuncios. Los programas son el relleno, lo verdaderamente importante es la publicidad.

El corto que encabeza la entrada es de Querido Antonio, un tipo genial capaz de convertir una mínima idea en una obra de arte.

23 febrero 2008 at 08:32 10 comentarios


Teleadicta sin remedio

"La tele que me parió" es un blog sobre televisión, sobre cómo la vemos y sobre cómo la hacen. Sólo es televisión pero me gusta y aquí encontrarás una entrada diaria de mis delirios catódicos de espectadora irredenta.

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