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Dibujos animados de los 70 y de los 80
El Dios de esta nueva Era de Internet debería de llamarse Youtube. Si pasáis a menudo por este blog habréis identificado mi insana afición a recuperar imágenes de aquellos años tan lejanos. En una de mis excursiones al bendito Youtube, he encontrado la cuenta de Mira a la cámara. El feliz hallazgo aún me mantiene estremecida. Ahí he encontrado las siguientes perlas:
David el Gnomo.
Banner y Flappy.
Tom Sawyer.
Belfy y Lilibit.
Noeli.
Los trotamúsicos.
¡Madre mía! ¡Snif! ¿Alguien tiene un pañuelo? Podéis seguir alucinando en su cuenta de Youtube, donde hay más de doscientos vídeos de series de dibujos.
Más enlaces relacionados con el tema: Series de antaño, Sintonias musicales de nuestra infancia y Cartoons del pasado.
¡¡Vuelven Los Barbapapá!!
El otro día, paseando por la Fnac, me pareció que un par de niñas estaban leyendo un libro de Los Barbapapá y pensé que era una alucinación producto de mi mente enferma. Pero hoy he visto esos libros en el escaparate de otra librería y podido constatar que ¡¡ES CIERTO!! ¡¡LOS BARBAPAPÁ HAN VUELTO!!
Ya sé que muchos de los que leéis este blog os las dais de pequeños/jóvenes; otros intentáis que creamos que no habéis visto ni un segundo de tele en vuestra vida; pero en lo que a mí respecta, Los Barbapapá es una de las series de dibujos de mi infancia.
Descubro ahora que «Barbapapa» significa «algodón de azúcar» en francés, y que cada capítulo de la serie duraba unos cinco minutos. El fenómeno debió de ser similar a lo que supusieron después Los Teletubbies, por ejemplo. Hombre, con deciros que el grupo Parchís les hizo una canción.
¿A qué se deberá este regreso? ¿Piensan sacar beneficios con la venta de los libros? ¿Están locos o qué les pasa? Sinceramente, cada vez entiendo menos este mundo.
El salvaje oeste
La tele nos ha ofrecido una selecta y restringida visión de lo que fue el salvaje oeste con imágenes de heroicos vaqueros, relatando amores desgarradores, mostrando la dureza de la vida en esas tierras sin civilizar,…,. Todo imágenes de tierras áridas, azotadas por la pertinaz sequía del desierto. Y, por fin, la felicidad de las gentes humildes y sencillas.
En Bonanza (1959), los Cartwrigth eran una familia de hermanos con los diferentes prototipos aburridos. La sintonía de la serie y la imagen del mapa ardiendo en la introducción han perdurado en el imaginario colectivo hasta nuestros días.
En La casa de la pradera (1974), Michael Landon, separado de su «familia» de Bonanza, llega hasta las tierras salvajes para levantar su hogar y asentar a su familia. Las desgracias serán combatidas con un amor pasteloso y empalagoso hasta la diabetes.
En Norte y Sur (1985), las dinastías de los más ricos del lugar se enfrentaban y se dividían por la guerra de secesión americana. Cuando veía de pequeña esta serie, con unos diez añitos, confieso que me enamoré perdidamente del cojo Orry, encarnado por Patrick Swayze. Ya de mayor, y viendo la reposición en Cosmopolitan, me pregunto cómo soporté la serie entera y me pregunto cuántas neuronas perdí en el trance.
En Ana de las Tejas Verdes (1985), una pobre huérfana es adoptada por dos hermanos, los ancianos Marilla y Matthew Cuthbert. El carácter fantasioso y romántico de Ana le permitirá capear las desgracias que la vida le ha impuesto (su orfandad, su pelo rojo…). El antecedente la serie está en la versión animada de 1979 y la serie generó un spin off llamado Camino a Avonlea (1989).
Jóvenes jinetes (1989), era una típica serie de rebeldes adolescentes pero ambientada en el oeste, con amoríos y peligros de los que salían airosos estos jinetes del Pony Express. Para qué engañarnos, si vi la serie y grabé los episodios en vídeo fue porque yo era adolescente y ellos estaban de toma pan y moja.
La Doctora Quinn (1993) situa en el salvaje oeste la lucha feminista de una «mujer medicina» que, además de ser médico, es blanca y ¡ayuda a los indios! Todo un ejemplo a seguir.
That ’70s Show («Aquellos maravillosos 70»)
Aquellos maravillosos 70 (1998 – 2006), es una de esas series a las que no les prestarías atención si sólo te contaran el argumento: «Vida y milagros de una pandilla de adolescentes prototípicos en los años 70».
Pero hay algo más. Usando como vehículo el sentido del humor, la comicidad, el sarcasmo y la ironía, la serie trata en sus guiones problemas que están totalmente de actualidad. A través de personajes estereotipados, se desarrollan los conflictos y se resuelven de forma realista. Además, la ambientación setentera enriquece, una vez más y atacando la nostalgia, cada uno de los episodios con continuas referencias a la cultura friqui. La dirección, la edición y el montaje de la serie son absolutamente modernos, ciñéndose hasta la parodia a los límites formales de la sitcom.
Kitty Forman, el ama de casa, esposa amantísima y madre entregada, es alcohólica. Su marido, «Red» Forman es un veterano de la guerra, autoritario, severo y permanentemente dispuesto a pelearse a gritos. Bob Pinccioti se acaba de separar de su mujer, se siente solo y cada dos por tres pasa por casa de los Forman, con cualquier excusa, para estar con alguien. El otro adulto es Leo, un hippie canoso que se quedó colgado por las drogas.
De entre los jóvenes, en las primeras temporadas pudimos disfrutar de Ashton Kutcher interpretando a Michael Kelso, el más tonto de la pandilla que acaba convirtiéndose en policía. Fez es un inmigrante que no consigue integrarse en la sociedad americana. Tenemos también a la guapa, a la feminista y al macarra.
La combinación de todos estos ingredientes hacen de esta serie una de las más recomendables de las que están en emisión. Por ahora, podéis verla en Paramount Comedy.








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